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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Vigésimo domingo de Pentecostés, 26.10.2014

Sermón sobre Mateo 22:34-40, por Alicia Woelflin


El Evangelio de este domingo nos invita a
reflexionar sobre el gran mandamiento y su dificultad  consiste en
tratarse de un tema muy conocido y repetitivo. La expresión de Jesús se ha
transformado en una fórmula que repetimos como si ya conociéramos en
profundidad lo que significa.

 

Para el judaísmo se distinguían mandamientos leves
y otros graves, pero no se determinaba cuáles eran los más importantes. Todos
los mandamientos tenían la misma importancia y obligatoriedad, aunque
comúnmente se suponía que guardar el sábado era el mandamiento más importante.

 

Ante la pregunta del doctor de la ley, Jesús
responde de acuerdo a Deuteronomio 6: 5: el amor a Dios  (que
formaba parte de la Shemá,  oración  que repetían tres veces al día).

Este amor abarca  tres áreas que comprenden a
todo el ser humano con su energía, voluntad, sentimientos y pensamientos.

 

El corazón es sede de los pensamientos, de la mente
y de las intenciones; el alma indica la fuerza vital de la persona, que debe
estar orientada a Dios y la mente es sinónimo de corazón.

 

Jesús añade un segundo mandamiento según 
Levítico 19: 18, proponiendo el amor al prójimo al mismo nivel que el amor a
Dios. Es importante recordar que para los hebreos el "prójimo" era el
compatriota y que Jesús amplía este concepto. En ambos mandatos se sintetizan
la ley y los profetas porque reflejan la revelación divina y la palabra de Dios
al ser humano.

 

El amor al prójimo es una actitud  abierta
 y fraterna hacia cualquier miembro del Pueblo de Dios. Los judíos de la
diáspora lo extienden a todos los hombres. Es el sentido que Jesús asume de
acuerdo a la parábola del Buen Samaritano. Como cristianos, entonces, debemos
recordar que   honramos a Dios,  a través del amor servicial al
prójimo.

 

La respuesta de Jesús nos lleva a considerar que la
esencia misma de nuestro estilo de vivir debería ser el amor. Y que si bien es
cierto que las relaciones humanas, la forma de vida, la cultura y la sociedad
han cambiado, la necesidad de amar y ser amado y de vivir en hechos concretos
el amor sigue siendo urgentemente contemporánea  porque es esencialmente
humana.

 

Sobre el amor al prójimo, en su libro Jesús y la Palabra, nos dice el
teólogo alemán R. Bultmann: "Está claro que el amor no significa una
emoción que acelera la vida espiritual y la hace sensitiva, sino una actitud
definida de la voluntad. Amar al prójimo y al enemigo no depende de las
emociones y sentimientos de piedad o admiración, pues se encuentra en el
individuo más libertino la llama de lo divino, de la noble, inextinguible
humanidad, más bien depende del mandamiento de Dios". En cuanto al
significado del mandamiento a amar, un poco más adelante, en la misma obra, nos
dice: "Mandar a amar no tiene significado solo cuando se piensa en el amor
como una emoción; el mandamiento de amor muestra que el amor se comprende como
una actitud de la voluntad".



El ser humano es propia y profundamente humano cuando las tareas que desarrolla
adquieren sentido, tienen una finalidad. A diferencia de las éticas
contemporáneas individualistas y deshumanizantes, la enseñanza de Jesús define
que el sentido de la vida del cristiano es amar a Dios por sobre todas las
cosas, y al prójimo, como a sí mismo.

 

 No cabe duda que la manera en que vivimos,
especialmente en las grandes ciudades,  aísla, individualiza, abstrae al
hombre de su prójimo y de Dios. Así tanto los legalismos de ayer y de hoy, como
los fanatismos ideológicos y el deseo enfermizo de consumir, dado que,  ya
no se crea, ni se repara, se cambia... para seguir acumulando,  no son más
que diversas manifestaciones de los dioses de la riqueza, el poder y el placer
a los que muchas veces ponemos por delante del verdadero Dios. La palabra amor
hoy se aplica a tantas cosas que va perdiendo significado. Hoy todo puede ser
amado... Por eso el desafío sigue siendo mostrar con hechos concretos y no con
sentimentalismos baratos,  que el sentido de nuestras vidas es amar a Dios
por sobre todas las cosas y  al prójimo como a nosotros mismos.

 

Amar es una capacidad humana que refleja la imagen
de Dios, es ciertamente un sentimiento, pero debe ser revelado en hechos
concretos. El amor, es lo que da sentido a todos los mandamientos,  a
Jesús y a sus discípulos les importan las personas. Los seres humanos,
necesitan amar a Dios, amarse a sí mismos y dejarse amar por su prójimo. Solo
así la vida adquiere sentido. La ruptura  de las relaciones humanas,
basadas en el respeto y la tolerancia, así como los problemas de la sociedad y
los conflictos en  las relaciones internacionales, nos muestran que no
alcanza con el amor, como comúnmente lo entendemos, no se trata de un buen
sentimiento que nos impulsa cada tanto a hacer algo por otros,  acción que
responde más a la necesidad personal de dar, que a lo que otros necesitan de
nosotros. Son clamores de solidaridad y justicia,  que demandan  la
acción de los hijos de Dios.

 

Si tenemos en cuenta los ejemplos de amor al
prójimo de la Biblia, vemos que generalmente no se refieren a lo que nosotros
llamamos amor, entendido como "sentimiento", sino a lo que consideramos
justicia social y solidaridad.

 

Desde esta perspectiva, el amor a los pobres, a los
desarraigados, etc; podrá no ir acompañado del mismo sentimiento que tenemos
hacia un amigo, pero puede expresarse en acciones concretas justas y
solidarias, teniendo en cuenta las necesidades de aquel,  a quien decimos
amar como a nosotros mismos y a quién nos disponemos a servir como resultado de
ese amor.

 

No dudamos  que las iglesias cristianas han
predicado siempre el mandamiento más importante, pero la forma de ponerlo en
práctica fue muchas veces lo opuesto a lo que el otro necesitaba. Hasta las
conquistas y la esclavitud fueron justificadas como actos de amor.
 

El amor cristiano no debe ser  un amor que
queda bien con todo el mundo, que niega  los conflictos en lugar de
resolverlos, que calma los ánimos en lugar de atender a los gritos de los que
sufren. Estamos comprometidos con el amor de Dios que es entrega y sacrificio,
con el amor de Dios que  libera, dignifica, restaura y sostiene, Dios es
la fuente de nuestro amor a los seres humanos  y está presente en nosotros
en la medida que amamos y servimos a los demás. 
 

Esta es la Buena  Noticia que hay que anunciar
al mundo, basta con amar sirviendo solidariamente para hacer prevalecer la
justicia cada día. Y si vienen a la memoria nuestros  fracasos y nuestros
desvelos y sacrificios que otros han explotado o menospreciado, recordemos que
el propio Dios, en Jesús,  no tuvo éxito en todo, ni con todo el mundo. Pero
sí consiguió mostrar a Dios a base de seguir amando, creyendo, esperando y
perdonando...incluso en medio del aparente fracaso.

 

Por eso, como dice León Greco, canta-autor 
argentino,  en su canción "Solo el amor": 
 

Debes amar el tiempo de los intentos.

Debes amar la hora que nunca brilla.

Y si no,  no pretendas tocar lo cierto.



Solo el amor engendra la maravilla.

Solo el amor consigue encender lo muerto. 

 

Una parábola para seguir pensando:"Para unos
día, para otros noche."
En: "Parábolas de Hoy"  de Alfonso
Francia.

 

El maestro caminaba con sus discípulos. Avanzaban
apiñados aprendiendo de todos y de todo. La sabiduría del maestro sacaba tema
de cualquier cosa: animales, canciones, elementos de la naturaleza ...todo era
nuevo o todo lo hacía nuevo.

 

Aquel día, era ya el atardecer, se le ocurrió
preguntar: "Sabemos que ahora empieza la noche, pero ¿Saben cuándo acaba la
noche y amanece?"

 

Los alumnos demostraron su ingenio compartiendo
cada uno lo que se le fue ocurriendo: "cuando puedes distinguir una cabra de un
toro"; "un árbol de una farola"; "un paraguas de una nube"...

 

El maestro escuchaba e insistía para que siguieran
pensando...hasta que se agotaron. Al fin dijo él con mucho aplomo y ternura: "Cuando
miras a una persona y reconoces en él a tu hermano; cuando las cosas de la vida
que veías siempre negras, las comienzas a ver blancas; cuando sientes que tu
corazón se vuelve más comprensivo y solidario, es que amanece. Si no es así,
sea la hora que sea, sigue siendo noche para ti".

      



Pastora Alicia Woelflin
San Carlos de Bariloche. Argentina
E-Mail: aliciawoelflin@yahoo.com.ar

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