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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Domingo de Ramos, 29.03.2015

LA SEGURIDAD EN LA INSEGURIDAD
Sermón sobre Marcos 11:1-11, por Bladimir Coro

 

Si nos imaginamos la escena de la entrada de Jesús, vemos que todos corren y se dirigen a la puerta de la ciudad de Jerusalén, porque se ha escuchado el rumor que el Señor viene en nombre de Dios. Mujeres, varones, niños, acuden a recibirlo. Hay quienes buscan ramas y palmas para recibirlo otros simplemente acuden para verlo. Es una imagen de fiesta y alegría.

Una escena anterior nos muestra a Jesús dando indicaciones a los discípulos para que haga su ingreso. Los discípulos sin ninguna oposición realizan la previa para el ingreso de Jesús a Jerusalén.

Todos los personajes participan en sintonía, a partir de las órdenes de Jesús, la previa que realizan los discípulos y los que acuden para recibirlo a Jesús en la puerta de la ciudad de Jerusalén. Todo marcha muy bien. ¿Por qué marcha todo en sintonía? No hay quienes se oponen. No están los maestros de la ley, no hay quien cuestione a Jesús; por lo menos no intervienen en la escena.

Existe sintonía porque todos parecen conocer a Jesús, o por lo menos escucharon algo de él. Es como cualquier fiesta de cumpleaños, donde mucha gente se reúne, celebra, canta y conversan. Todo parte de la idea que alguien realizara una fiesta, los familiares cercanos acuden a la ayuda de los preparativos; y los invitados acuden a la celebración; estos no necesariamente se conocen, pero acuden a quien sí conocen, el cumpleañero.

Todos acuden a ver y recibir de quien habían escuchado oír de sus obras. Acuden a ver al Señor de quien tanto esperaban. Todos tenían y tenemos una idea de Jesús.

El evangelista nos narra la entrada de Jesús a Jerusalén. Entrada, como dijimos, no tiene percances, se desarrolla fluidamente y sin contratiempos. No hay debates teológicos, legales, ni de tradición. Los sucesos acontecen uno tras de otro: Jesús y los discípulos se ubican en Betania - Los discípulos son enviados a buscar el pollino (burro/asno) - Dialogo Jesús y discípulos - Dialogo discípulos y “algunos” - Jesús monta el pollino - Jesús entra a Jerusalén - Grito de alabanza del pueblo - Jesús entra al templo - Jesús vuelve a Betania. Todos los sucesos acontecen tal como Jesús había dicho y había previsto.

En estos sucesos, el evangelista, nos señala la verdadera humanidad y divinidad de Dios. La divinidad de Jesús es expuesta cuando conoce a los seres humanos, sus reacciones y sus dudas. Y la humanidad de Cristo es expuesta cuando toma el pollino, lo monta y entra a la ciudad de Jerusalén. En pocas palabras, Cristo no se aferró a su igualdad con Dios, sino que tomó la naturaleza humana, en condición de siervo, para presentarse como un hombre común (Filipenses 2: 5-7).

La dialéctica entre la divinidad y la humanidad de Dios está presente en este pasaje de manera didáctica y narrativa. Mostrar las dos identidades de Jesús, divina y humana es la preocupación de este pasaje. Pero no solo queda en puras afirmaciones, sino el evangelista nos señala los personajes que se encuentran en una completa “confusión”.

Si bien señalamos que los acontecimientos del relato fluyen uno tras otro, no describe detalladamente las reacciones o acciones de los demás personajes del relato. Primeramente, los discípulos realizan todo lo que Jesús les encomienda. Segundo, la gente que pregunta a los discípulos “¿Qué hacen ustedes?”, quedan satisfechos con la respuesta de los discípulos “El Señor lo necesita”. Por último, la gente que lo recibe con gloria y gritos de alegría, muestra la bienvenida de un conocido, como si hubieran escuchado de Jesús.

Al parecer el secreto Mesiánico, ya no era secreto, ¿o continuaba siendo secreto?; ¿Qué conocía el pueblo sobre Jesús?. El pueblo tenia latente la tradición del regreso del reinado de David y toda la exaltación de Jerusalén; esperaban un Señor que aplaque el imperio romano y sus ejércitos y provea de seguridad. Inclusive que traiga paz derrotando a los romanos.

Jesús llevo paz y seguridad, pero de una manera diferente a la esperada. El pollino es símbolo de paz y humildad a diferencia del caballo, que es símbolo de guerra y gloria. Jesús entró a Jerusalén en su radical humanidad y divinidad. Se expuso a la humanidad en su divinidad, conociéndoles y proveyéndoles lo que verdaderamente necesitan; también se expuso como un hombre cualquiera, humilde y obediente a Dios.

Los discípulos, en el relato, aseguran saber y conocer a Jesús, tal vez por esa razón ambos discípulos no realizaron reacciones opuesta a la de Jesús. La gente que le preguntó a los discípulos, aceptaron sin oposición tras escuchar que el “Señor” solicitaba el pollino. El pueblo que recibió con palmas y mantos, también, aseguraban conocer a Jesús, ya que lo recibieron como un rey.

Todos tenían una imagen de Jesús. Así también nosotros tenemos alguna imagen de Jesucristo. Y en esta imagen descansa nuestra seguridad. Pero cuando la imagen no responde a lo que queremos, o se nos presenta de otra manera, es difícil comprenderlo.

La imagen de Jesús trastocada por el poder humano es sinónimo de opresión, violencia y guerra. El evangelista quería evitar que la imagen de Jesús sea influenciada por tradiciones de poder, porque el pueblo esperaba un rey que aplaque a los romanos. Por esa razón, Jesús entra en un pollino, un asno, que refleja paz de una manera inesperada para el pueblo.

La seguridad que trae Jesús es el quiebre de la seguridad humana y la inseguridad para el ser humano. Jesús entra a la vida cotidiana de la humanidad expone una seguridad que para los que no comprendemos es una inseguridad, porque es desconocido a nuestras estructuras mentales, emocionales. Jesús entra en el asno, ofreciendo paz y humildad, aspecto que no garantiza nada de seguridad, porque se muestra como cualquier humano. Pero en esta imagen se refleja la verdadera seguridad, porque Jesús entra a la par de nosotros, entra mostrando la verdadera humanidad.

La seguridad que Cristo provee está justamente en nuestra inseguridad. Nuestra seguridad radica en nuestro poder y en llevarlo a dimensiones amplias. Como humanos buscamos la certeza de nuestra seguridad y evitar la incertidumbre. Pero Jesús entra, irrumpe de manera desconcertante y obra.

Solemos tener miedo a la palabra inseguridad y todo el significado que ha cobrado en nuestra sociedad. Pero en el nombre de nuestra seguridad hemos discriminado, oprimido, violentado al prójimo y al planeta. Seguridad es lo que buscamos para posicionarnos en una situación inamovible para estar cómodos. Y en esa comodidad olvidarnos de los demás y del mundo. Pero en esa comodidad ajena del prójimo y del mundo Jesús entra de manera inesperada y muestra su rostro humilde y pacífico, trayéndonos el verdadero mensaje de paz y seguridad. Seguridad basada en la fe en Cristo, expresada radicalmente en la cruz y resurrección de Cristo.

La seguridad de Cristo que genera inseguridad humana es la desestructuración de nuestras seguridades finitas y humanas. Cristo quiere una inseguridad de nuestra voluntad de poder, y poner nuestra confianza en Dios y su voluntad. La inseguridad que nos genera la presencia de Jesús es para ampliar nuestra mirada y buscar lo mejor para uno mimo en consonancia para los demás y el mundo.

Dejémonos que la inseguridad que genera la presencia de Cristo invada y quebrante nuestras estructuras que relativizan nuestro sentir, nuestra mirada y nuestro pensamiento. Y que se construyan estructuras a partir de la verdadera seguridad en Dios. Y que a partir de esa seguridad de Dios podamos conocer mejor a Jesús que irrumpe en nuestra vida cotidiana, donde hay celebración, tristeza, alegría y nostalgia.

Nuestra inseguridad es seguridad para Dios, porque en ella Dios se hace presente y nos muestra esa nueva vida en Cristo. Al igual que el texto, acudamos a recibirlo a Jesús en nuestra vida, pero con mente, corazón y fuerzas abiertas, porque en esa presencia está su misterioso obrar para el bien de cada uno de nosotros.

Y que nuestro buen Dios continúe ingresando e irrumpiendo en nuestras vidas y que continúe generando esas inseguridades de lo que conocemos y comprendemos para abrir la mente y el corazón a nuestras situaciones, contextos carenciados y necesitados. Y que nuestro buen Dios nos de las fuerzas necesarias para disponernos a obrar en nuestros contextos a favor del Reino de Dios.





Bladimir Coro
Cochabamba. Bolivia
E-Mail: blade_05_21@hotmail.com

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