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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Domingo de Trinidad / Primer domingo de Pentecostés, 31.05.2015

Sermón sobre Romanos 8:12-17, por Pablo Oviedo

Una persona que se había acercado a la iglesia me preguntó: “Ustedes predican un Dios de castigo o un Dios de amor, porque de eso dependerá si vengo al culto o no”…

”Una hermana anciana de toda la vida de la iglesia me decía “yo no puedo tratar a Dios como vos –como hacen muchos hoy- ni me animo a pedirle pequeñeces cotidianas mías. El es el Señor del universo, ¿cómo voy a molestarle con mis cosas o tratarlo con esa confianza…?”

“un joven de la Iglesia comenzó a orar en un culto:”Oh, Papá querido, te agradezco por tu amor en mi vida , te  pido que bendigas mi familia, que ellos también puedan tener una relación de amor y confianza con Vos”….

 

 Estas experiencias recién relatadas nos hablan de la necesidad que tienen las personas de vivenciar el amor de Dios como Abba –Papá o Papito- en la certeza de que es una de las novedades que Jesús muestra en su ministerio y proclamación del Reino de Dios. Este énfasis en la predicación y espiritualidad de Jesús es acertadamente analizado en el libro del biblista J.Jeremías “Abba: el mensaje central del Nuevo Testamento”. Pablo en la carta a los Romanos recupera esta memoria del ministerio de Jesús y nos ilumina para nuestra propia espiritualidad como hijos de Dios y nuestra tarea de anunciar las Buenas Noticias del Amor de Dios en Jesús.

En Romanos, el apóstol, luego de presentar el proyecto de salvación gratuita de Dios en los primeros capítulos, a partir del capítulo cinco explicará los resultados de la justificación por la fe y el carácter de la nueva vida del justificado como alguien que ha muerto al pecado y ahora es siervo de la justicia divina. Ante tan grande conflicto espiritual y ético – “el pecado que habita en mi…no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero” (7:19) que no solo atraviesa estructuras sino al ser humano en sí mismo, el apóstol  presenta en esta clave del capítulo 8 la presencia del Espíritu y su ministerio para con los que justificados por la fe, desean andar en la justicia de Dios, en el Espíritu. El le llama vivir en el Espíritu, hoy en vastos sectores del cristianismo le llamamos espiritualidad.  ¿Pero que es la espiritualidad cristiana?

Como algunos han afirmado  la espiritualidad cristiana está signada por “el seguimiento de Jesús”, y a partir de una relectura bíblica, podemos afirmar que la base y la meta de esta espiritualidad es  Él: “Encuentro con Cristo, la vida en el Espíritu y la ruta hacia el Padre. Son las dimensiones de todo camino espiritual según la Escritura”, y que ninguno de estos elementos, por sí mismo, encierra el secreto de la espiritualidad, sino su mutua relación, su conjunto.

La primer dimensión, el encuentro con el Señor, un encuentro de amistad (Juan 15:15) y  totalmente “gratuito”.  Si releemos los evangelios,  advertiremos que la encarnación, el ministerio, muerte y resurrección de Jesús son la dinámica de una gratuidad que es la esencia de Dios, que se solidariza con todos, pero especialmente con los postergados y excluidos. La cruz de Cristo marca el discipulado llevando al discípulo al  encuentro de aquellos que son crucificados en la historia.

La segunda dimensión de la espiritualidad cristiana, el “caminar según el Espíritu”, (Rom 8:4ss) y su paralelo de Gálatas 5,- verdadera síntesis paulina del seguimiento de Jesús como una vida según el Espíritu. Aunque muchos biblistas hoy reconocen que la vida según el Espíritu es un  tema del conjunto del Nuevo Testamento, y de alguna manera lo era ya del Antiguo. Pablo hace un tratamiento más amplio, profundo y controvertido al asunto.  La vida en el Espíritu es “vida propia del seguidor de Jesús y opuesta a existencias animadas por otras orientaciones”.  El discípulo del Señor vive en y según el Espíritu que es libertad y amor porque es vida, y no en y según la “carne” que es ley y  pecado porque es muerte. El don del Espíritu se halla prometido por el propio Jesús para acompañarnos en el camino que nos llevará a “la verdad completa”(Juan16,13).  Esa verdad que nos dice que el itinerario espiritual es comunitario y que es también global. Esto lo vemos en los paradigmas bíblicos, ya sea en el éxodo como un pueblo que rompe, bajo la iniciativa del Dios que libera, con la explotación y la muerte, que atraviesa el desierto y llega a la tierra prometida, o ya sea en el pueblo mesiánico del libro de los Hechos, designado él mismo como el camino. 

Por ello “la espiritualidad no concierne únicamente a un  sector de la existencia cristiana, es un estilo de vida que pone su sello sobre nuestra manera de aceptar el don de la filiación, fundamento de la fraternidad, a las que nos convoca el Padre.”

 

Esa convocación que se corresponde con nuestro seguimiento de Jesús, que en el Nuevo Testamento aparece como un caminar según el Espíritu (Romanos 8:4) , del pueblo mesiánico (Hechos) , del cuerpo de Cristo (Romanos12, 1Corintios 12 y 13) , como una aventura colectiva movida por el Espíritu en la que el pueblo aprende a vivir una libertad al servicio del amor (Gálatas 5:13). Y esta dimensión comunitaria y eclesial  que es lo que deseamos remarcar ,ya que no solo es dependiente de la obra de Jesucristo como extensión de la encarnación, sino que esa realidad espiritual que encarnan los cristianos, es nada más-y nada menos- que el anticipo de la realidad que es preparada para toda la historia y toda la creación. Esta es la tercera dimensión de la espiritualidad: la futuridad del reino que está viniendo y que es nuestra ruta hacia el Padre. Y esto es lo que Pablo expone desde el versículo 28 del capítulo 8 que hoy reflexionamos.

En el texto de este domingo queremos remarcar que el Espíritu nos guía para que vivamos como hijos de Dios, no presos del miedo – a Dios, a la muerte y a la vida- sino el que nos lleva a clamar a Dios Abba=Papá y de esa manera pedir como es debido, lo saludable , lo correcto- como exhorta Santiago - , el que nos afirma como hijos de Dios .

Es el mismo Espíritu que nos confirma en nuestro interior – nos da testimonio, versículo16- que somos hijos y no solo siervos de Dios, que nos permite vivir este privilegio de ser guiados en nuestra vida de cada día y en nuestros servicios hacia la voluntad de Dios.  El que nos hace sentir y vivir como hijos aún en medio de nuestras faltas. Que nos permite recibir su perdón y ahuyenta así todo sentimiento de culpa –que nos pueda hacer sentir miedo ante Dios y los demás. Y si hijos también hermanos de sus otros hijos, para que podamos servir juntos como coherederos de Cristo, amando a nuestro prójimo y extendiendo en comunión el reino de nuestro Padre. En esa peregrinación caminamos siendo glorificados –llenos de su presencia -  esperando activamente el momento de ser glorificados con Él (versículo17).

Nos preguntamos: ¿cómo estoy viviendo mi relación y encuentro con nuestro ABBA  a través de la revelación de Jesús ¿ ¿ Lo experimento como un Dios cercano o lejano? ¿severo, inflexible, castigador o como nuestro Padre amoroso dispuesto a perdonarnos y guiarnos cada día con su Espíritu? ¿Me animo a confiar y a clamar a Él en cada situación?

¿Me dejo guiar por el Espíritu que me anima a andar en su justicia, cuidando mi vida y la de los demás? ¿Cómo estoy viviendo esa dimensión comunitaria de la espiritualidad? ¿oro junto a otros , comparto mis cargas con ellos y viceversa? Etc…

Preguntas que debemos contestar con honestidad y arrepentirme si estoy viviendo lejos de esta experiencia de misericordia con Dios, con el prójimo y con los demás. Para que podamos seguir creciendo en esta ruta hacia el Padre, hacia su Reino.

Que Dios nos guíe y nos dejemos guiar junto a nuestros hermanos para que podamos saber vivir lo que Jesús nos enseñó en la Parábola del Hijo pródigo – o del Padre amante (Lucas 15:11ss)-:que ese Dios, nuestro Papá,  siempre nos espera con los brazos abiertos, con un abrazo y que quiere que también hagamos lo mismo con otros que lo requieran. Para que otros que no conocen aún este Espíritu de adopción puedan experimentar su misericordia y justicia por la fe. Que así sea.



Pastor Pablo Oviedo
Córdoba, Argentina
E-Mail: pabloguillermooviedo@yahoo.com.ar

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