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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Último domingo después de Epifanía, 18.02.2007

Sermón sobre Lucas 9:28-36, por Jorge Weishein

Y vos, ¿de qué lado estás?

Jesús se presenta formalmente a sus discípulos. La transfiguración es como la presentación de las credenciales que lo acreditan en su ministerio. Jesús tiene a Moisés a su derecha. Moisés representa la liberación de Egipto, la guía en el desierto y la ley del monte, el camino de liberación a la tierra prometida. Jesús tiene a su izquierda a Elías. Elías es el gran profeta de Israel. Elías representa la fe en el poder de Dios y un respeto absoluto por el pacto de YHVH con el pueblo. Elías es el “patriarca” de los profetas. Moisés es el patriarca más sobresaliente en la Historia de salvación de Israel. Ambos personajes son los próceres de la historia del pueblo. Todo el mundo los conoce. Todos escucharon hablar de ellos alguna vez en sus vidas. Los dos personajes están firmemente arraigados al desarrollo de la historia del pueblo de Israel. Cada uno de ellos marcó un antes y un después en la vida del pueblo de Israel.

¿Quién está a la derecha? ¿Quién está a la izquierda? Hacer estas preguntas es preguntar qué cosas se trae entre manos Jesús. Hacer estas preguntas es preguntar cuáles son las bases más importantes o el fundamento de su confianza, por un lado, y cuáles son sus metas o el alcance de sus propuestas, por el otro. Jesús pone a la vista de sus amigos sus valores y sus ideales. Estos valores y estos ideales surgen de la historia del pueblo en sus idas y vueltas con Dios. El Dios de los hebreos les puso límites y reglas pero también les dio oportunidades y sentido a sus vidas.

Quien quiera entender la propuesta de Jesús debe leer la Torá y los Profetas. Estas dos partes de la Biblia eran los dos grandes tomos o rollos que se leían en las sinagogas en el tiempo de Jesús. Jesús resume en sus palabras y en su vida lo más sagrado de la escritura de ese tiempo. La ley y el espíritu, la palabra y la acción, la capacitación y el cambio. Este es Jesús, el que no va a cambiar ni una sola coma de toda la ley escrita. Este es el hijo de Dios, alguien que conoce y cree en el amor de Dios y está decidido a poner su vida a disposición. Información y decisión. Voluntad y entrega. Jesús sintetizó, como hijo de Dios, en él mismo, el respeto más profundo por la ley de Dios y la defensa más encarnada del pacto de amor de Dios por su pueblo. Jesús se presenta y nos muestra con qué diccionario hay que leer sus palabras; cuál es la clave para entenderlo. Jesús se transforma delante de nosotros y nos hace participar de sus ideales y de su fe más profunda.

Nosotros como cristianos bautizados somos hijos de Dios por medio de la fe. Imaginemos que tenemos un sueño en el que de pronto nos transfiguramos delante de nuestros amigos. Estamos juntos con ellos y de pronto decidimos presentar nuestras razones de ser como cristianos. Hagamos este ejercicio de elegir dos grandes pilares con los que nos identificamos y con los que nos sostenemos para vivir nuestra vida como cristianos. Así como hace Jesús, elijamos dos grandes referentes.

Si tuviéramos que elegir dos grandes personajes bíblicos que nos enseñan de forma puntual y sencilla lo más básico que tiene que saber una persona que quiera vivir honestamente su fe, ¿cuáles serían esos dos personajes?

Si tuviéramos que elegir dos grandes figuras religiosas, ¿a quiénes elegimos como nuestros escoltas incondicionales que sostienen nuestros más altos ideales?

Si tuviéramos que elegir dos libros que podrían leerse una y mil veces de nuevo, ¿qué lectura proponemos que se lea por ser fuente de inspiración profunda y desafiante?

Si tuviéramos que elegir dos aspectos de la historia de la iglesia que nos siguen dando esperanzas de cambio y alimentan nuestras ganas de seguir adelante, ¿qué momentos nos parecen cruciales por la situación social que se vivía y el tipo de decisiones que se tomaron?

Si tuviéramos que elegir dos aspectos de la fe que consideramos deben mantener una relación profunda entre si por la importancia que tiene en lo esencial y por lo fundamental que es para darle sentido, ¿cuáles son esas dos cosas que definen nuestra forma de entender la fe?

Si tuviéramos que elegir dos artistas que representen nuestra sensibilidad humana y nuestros deseos más profundos como personas, ¿qué artistas, poetas, pintores, músicos, actores elegiríamos para destacar lo más existencial y lo más bohemio de nosotros mismos?

Si tuviéramos que confesar con el corazón en la mano esas cosas de nuestra realidad cotidiana que nos parten el alma, esas dos cosas que desnudan de la forma más obscena la necesidad de poner en práctica nuestros valores y nuestros proyectos, ¿cuáles serían esas dos situaciones que nos están cuestionando cada día el sentido de la vida?

De pronto tenemos frente a nosotros la mejor situación jamás ideada de nuestra vida: nuestros grandes referentes, los mejores libros, los valores más reivindicados, los artistas más destacados, los personajes más ilustrativos, vivimos las situaciones más definitorias de nuestras vidas, estamos entre los maestros más lúcidos... estamos rodeados de todo lo máximo con lo que nosotros nos identificamos; estamos tan bien, sentimos tanta paz, es el retiro espiritual más lindo de nuestra vida. Pero cuando pensamos en quedarnos a vivir ahí para siempre, el sueño se desvanece como una nube y nos despertamos.

La vida es algo más dura y concreta. El sueño nos ayudó a ver donde estamos parados y por dónde estamos caminando. Esos pilares están unidos en nosotros, sintetizados en nuestra manera de pararnos delante del mundo y de vivir la vida. Jesús nos propone un modelo de liberación que busca que toda la vida se fundamente en la práctica de la justicia. ¿Habrá alguien de nosotros, como hijo de Dios, viviendo junto a otros esa transfiguración entre liberación y justicia? ¿Cuántos cristianos creerán que la vida de fe se transfigura entre la moralidad y la penitencia, entre la devoción y la oración, entre la tradición y la espiritualidad, entre lo celestial y lo mundano?

¿Cómo qué, o cómo quiénes, se nos transfigura hoy el Jesús resucitado, el hijo de Dios, en medio de nuestras vidas? ¿En medio de qué pilares nos figuramos nosotros hoy mientras cada día distintas situaciones nos exigen definirnos y poner nuestros argumentos, tomar nuestras decisiones, defender nuestros proyectos, sostener nuestros valores? ¿Lo que vivimos hoy en día es solamente un problema de modelos y de modales o el problema es que no le encontramos sentido a nuestras vidas porque nos falta vocación para transfigurarnos dando testimonio, en la vida diaria, del reino de Dios en marcha, de la resurrección de Cristo entre los muertos, del perdón de Dios gracias a su amor por nosotros, de la vida nueva en Cristo?

Que Dios nos bendiga y nos ayude a presentarnos al mundo con convicciones claras y con certezas profundas para que nuestros sueños y banderas realmente le regalen sentido a la vida en comunidad y en solidaridad. AMEN.

Pastor Jorge Weishein
Buenos Aires
E-Mail: jorgeweishein@arnet.com.ar

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