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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

1º Domingo de Cuaresma, 14.02.2016

Sermón sobre Lucas 4:1-13, por Luis Hidalgo Ruiz

 

INTRODUCCIÓN:

 

Una pareja sostenía un diálogo muy acalorado, en un parque de la ciudad. Las personas que estaban cerca o pasaban por ahí se volteaban para mirar y escuchar la acalorada discusión. La mujer, puesta en pie, reclamaba a su pareja diciendo: “¡¡¿Hasta cuándo debo decirte que no me gusta que vengas a este lugar y mires a las mujeres que por aquí pasan?!!”.   El esposo, sentado en una banca, respondía y repetía: “¡¡¡Lo siento, pero soy tentado…. Lo siento, pero soy tentado!!!”.

 

CUERPO DEL SERMÓN:

 

En el Evangelio de este día nos encontramos con Jesús quien también podría decir “¡Lo siento porque soy tentado!”.

 

Jesús, el Dios humanado, el Santo… es tentado.

 

La tentación no es lo mismo que pecado. El libro de Hebreos (4:15) dice que Jesús fue tentado en todo, pero no pecó. Toda persona que es tentada, no es pecadora. La tentación es parte de nuestro ser como personas. La tentación en sí no es buena ni mala. La decisión que tomemos con nuestras tentaciones nos harán más santos (al rechazar la tentación) o más pecadores (al aceptar la tentación). Lutero decía que no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza (es decir, no podemos evitar ser tentados), pero sí podemos evitar que estos pájaros hagan nido en nuestra cabeza (es decir, que estas tentaciones aniden en nuestra cabeza y se vuelva acciones, se vuelvan pecado).

 

Jesús fue tentado y con ello nos recuerda que nosotros igual seremos tentados en toda nuestra vida. El verso 13 del evangelio de hoy señala que el diablo “…acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo”. No es que Jesús haya sido tentado sólo con estas tres tentaciones y sólo en este lugar. Dice que el diablo se apartó de Él por un tiempo, es decir, Jesús fue tentado durante toda su vida. Igual que tú y yo.

 

Pero ¿Qué tentaciones experimentó aquí? El relato dice que Jesús experimentó tres tentaciones.

 

 

PRIMERA TENTACIÓN: “¿Dependo de mi mismo olvidando a Dios”

El diablo le dijo a Jesús “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan” (v.3). Estas palabras deben haber sido muy fuertes para alguien que estaba cuarenta días sin comer. El diablo le dice a Jesús que en sus manos estaba el poder RAPIDO de saciar su hambre y dejar de esperar en la LENTA acción de Dios. San Vicente de Paul dijo “En las cosas de Dios quien se apura, retrocede”. Es lo que Jesús entendió. Nuestras soluciones rápidas pueden ser egoístas y lejanas al plan de Dios, mientras que el tiempo de Dios y su accionar siempre será perfecto.

Jesús nos quiere enseñar, además, que el creyente no debe confiar tanto en sí mismo y en sus capacidades, sino más bien en el poder de Dios y en su tiempo para hacer las cosas perfectas…

Depender sólo de nosotros en un tremendo error, resistamos esa tentación. Siempre dependamos de Dios y de lo que esté a nuestro alcance según su voluntad.

¿Estás esperando el tiempo de Dios en lo que te preocupa? ¿Quieres apurar el tiempo de Dios “dándole una manito”?.

 

SEGUNDA TENTACIÓN: ¿Dependo… pero de qué dios?

 

El texto sigue: “Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos” (verso 6-7).

La tentación anterior era depender de uno mismo. Ahora es depender de dios, pero de un falso dios… en este caso: el diablo.

Muchos de nosotros decimos que no dependemos del diablo, pero cualquier cosa que ocupe el lugar de Dios se convierte en nuestro dios. Así, si mi familia es más importante que Dios, entonces mi familia se convierte en mi dios; si mi trabajo es más importante que Dios, entonces mi trabajo se convierte en mi dios; si mi flojera es más importante que Dios, entonces mi flojera es mi dios…

Cualquier cosa o persona que ocupe el lugar de Dios, ese es mi dios.

¿Hay algo que ocupe mi corazón, que no sea Dios?... ese es mi dios.

 

TERCERA TENTACIÓN: ¿Dependo de Dios… olvidando mi responsabilidad?

 

El texto dice que el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo” (v.9).

 

Si en las tentaciones anteriores, el diablo invitaba a Jesús a confiar en sí mismo (1era tentación), a confiar en un dios que no es el Dios verdadero (2da tentación), ahora invita a depender solo de Dios, sin que asumamos nuestra responsabilidad. En esta tentación el diablo le dice a Jesús que se lance de lo alto porque ES RESPONSABILIDAD DE DIOS SALVARTE. Muchas veces tentamos a Dios hacienda cosas que no le agradan. Jesús le deja en claro que no debemos tentar al Señor nuestro Dios (v. 12).

Con mucha facilidad tentamos al Señor diciéndole que Él haga el trabajo mientras nosotros lo dejamos de hacer… muchas veces oramos diciendo “Padre, visita a los enfermos… visita a las viudas… visita a los encarcelados…” mientras nosotros nos quedamos en casa tendidos en un cómodo sillón viendo TV.

El trabajo no es de Dios, es nuestro y de él. Si depender solo de Dios es una tentación peligrosa (1era tentación), lo opuesto (depender solo de Dios ignorando nuestra responsabilidad) también es una tentación peligrosa.

¿Cuántas veces Dios ha sido tu joven de los mandados, quien obedece a lo que tú le ordenas mientras tú no haces nada?

 

CONCLUSIÓN

 

Jesús fue tentado en todo, pero no pecó.

Jesús fue tentado en todo durante toda su vida.

Nosotros seremos tentados en todo. La respuesta a esa tentación nos hará más santos o más pecadores.

Nosotros seremos tentados durante toda nuestra vida.

 

Querer vivir sin Dios… querer vivir movido por otro “dios”… querer dejarle todo el trabajo a Dios… serán las tentaciones que siempre nos asediarán.

 

Pidamos al Señor que nos dé la fuerza y sabiduría para resistir todas las tentaciones que debamos enfrentar en nuestra vida, amén.



Rev. Luis Hidalgo Ruiz
Temuco, Chile
E-Mail: reverendoluis65@gmail.com

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