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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Día de Nochebuena, 24.12.2007

Sermón sobre Mateo 1:18-25, por Rodolfo R. Reinich

 

Hoy, más que nunca se piden o se buscan los antecedentes de las personas, de los grupos humanos, de las instituciones; antecedentes genéticos, de amistad, profesionales, de militancia, comerciales, policiales...

Los antecedentes dan identidad y -con la electrónica moderna-, los antecedentes marcan, para bien o para mal. Pero también establecen relaciones, muestran continuidad.

El Evangelio de Mateo establece, a través de una larga genealogía, los antecedentes que van desde  Abraham, pasan por el rey David y llegan a José, el esposo de María, la madre de Jesús. De modo que el árbol genealógico antecede en la Biblia al relato del nacimiento de Jesús y establece un puente entre las generaciones y los acontecimientos históricos positivos y también dolorosos, que van desde las promesas hechas al padre de la fe hasta Jesús, el Cristo (v. 17). Con ello el Evangelio muestra, sin dudas, que Dios continúa lo que ha iniciado en la historia humana hasta nosotros.

 En esa larga cadena de muchas generaciones  cada eslabón, por insignificante que parezca, juega un rol importante en su momento.

José, carpintero de profesión en el pueblo de Nazaret, fue un personaje humilde, casi marginal en la historia sagrada. Pero él es un personaje importante en el relato del Evangelio de esta Nochebuena, que es llamado para cumplir una misión invalorable.

Si bien parece haber sido un hombre más bien callado,- no se transmite palabra expresada por él, sino que se conoce su actitud y acción concreta en la protección y el cuidado de la vida.

Podemos ver a un José que no sabe qué hacer cuando se entera que María está embarazada.  Aunque la quiere mucho, en un momento se propone dejarla en secreto porque cree que ella tiene una historia con otro hombre y no quiere ser un obstáculo para su felicidad.

José era también un hombre que soñaba, pero manteniendo los pies bien firmes en la tierra.

Dios utiliza sus sueños para comunicarse con él, tratando de  aclararle que no hay ningún otro hombre, sino que es Dios mismo quien quiere tener una historia con María y con él. Así, por medio de un ángel Dios busca impedir que José se entregue al escapismo y finalmente lo convence para que, a pesar de su confusión y dudas, asuma su compromiso con la vida, ese retoño, insipiente y frágil vida.

También sueña que en su momento debe dar el nombre de Jesús al niño, tal como corresponde a un padre.

Al mismo tiempo José acepta y cree que Jesús es el enviado de Dios para liberar en todo sentido a su pueblo.

Muchas veces también nosotros estamos perplejos y tenemos más confusiones, dudas y preguntas que certezas frente a los misterios que la vida nos plantea  en los tiempos actuales.  

Pero, ... día tras día, se nos confían vidas para protegerlas y cuidarlas...

El llamado de esta Nochebuena es que no intentemos escapar, sino que tratemos de conocer esas vidas por su nombre y comencemos a soñar e imaginarnos de qué manera podemos hacer algo bueno por ellas...

Tal vez puedan ayudarnos como inspiración las historias de vida, que fueron enviándonos desde los Jardines de la Congregación Evangélica en Quilmes, al Sur de la ciudad de Buenos Aires.

Reciban ustedes nuestros deseos de bendición de Dios, el Padre, de Jesús, el Hijo y del Espíritu Santo, y puedan entonces celebrar muy felices la Nochebuena y la Navidad.

 



Rodolfo R. Reinich

E-Mail: reinich@ciudad.com.ar

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