Göttinger Predigten
Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach
4º Domingo después de Epifanía, 29.01.2017
Sermón sobre Mateo 5:1-12, por Luis Jorge Alvarez
La bienaventuranza
La colección de macarismos que presenta la enseñanza alrededor de la montaña, resumen de una manera las expectativas mesiánicas, que espera la gente de un Salvador. Es el intento de crear puentes, de establecer los códigos, que bajen la guardia y eleven la mirada. Tenemos terror pastoral a estas declaraciones que puedan naturalizar el sufrimiento, el dolor, la necesidad; o lo que es peor, que signifique la puesta de la mirada de una especie de compensación por mortem.
Tiene la grieta de sentido, cuando manifiesta que esta es la voluntad de Dios, no es un destino inamovible y sagrado que ha repartido esperanzas. Estas constataciones de una realidad de pobreza, de sed de justicia, de paz, verifican también que allí hay personas que sueñan distinto y viven de una manera diferente. Esta grieta socava y debilita, expulsa las pretensiones hegemónicas de mantener el statu quo.
Jesús abre un espacio para soñar para la esperanza. La multitud tiene las claves, los códigos; pero estos necesitan ser articulados y sacados a la luz, un verdadera epifanía de la esperanza. Le hace una lectura diagnóstica y profética, que selecciona estos elementos que están dispersos en la multitud, en el espacio popular y hace una proyección, dice, que el Reino de estos que ven se encuentra representado en la bienaventuranza.
El espacio de la fe y del anuncio ha sido ritualizado y profesionalizado, y desde los centros metropolitanos o centrales, se pretende cerrar la reflexión y las preguntas. Y el pueblo deambula buscando luces y respuestas, y sobre todo propuestas. Y la concentración popular y religiosa resultante de esta peregrinación le da ocasión a Jesús para entrar al corazón de la esperanza mesiánica. No son sueños vanos ni estériles, sino contienen la semilla de la transformación.
Pobres de espíritu, persona que lloran, mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores, los perseguidos; están en la senda de los profetas, a quienes tampoco les fue fácil. Estas palabras, pilares en la construcción de una visión y una esperanza, bien pudieron pronunciarse a lo largo de todo el ministerio de Jesús, y hasta alguna extrapolada por la primera comunidad cristiana, pero el evangelista Mateo la ubica redaccionalmente junto a la montaña.
Lo cual es un relectura de Moisés, una montaña, la exploración de la reserva de sentido que estaba en la Ley antigua pero fue cubierta al desmovilizar el viejo espíritu tribal y comunitario, por culto centralizado y obsecuente, no solo los profesionales de la religión sino frente y principalmente a la invasión cultural helénica primero y luego la imposición de reglas de la dictadura militar romana.
Evangelio que nos hace una radiografía y pone en evidencia recursos espirituales tales que hacen que florezca en buena ventura. Y nos convoca a elevar la mirada desde el monte hacia el llano, son estas las alturas que hablan y desde las que hay que oír.