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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

6° Domingo después de Epifanía, 12.02.2017

Sermón sobre Matthäus 5:20-22a. 27-28. 33-34a. 37, por Delcio Källsten

Estimadas hermanas y hermanos.

Hay una distancia muy grande entre hacer algo para cumplir con la norma, la ley o la costumbre y hacer lo que es justo y bueno ante Dios.

No matarás dice el 5° mandamiento. ¿Qué significa esto? Preguntamos. Es no quitar la vida a nadie. Pero Jesús afirma que no alcanza con eso sino que hasta el enojo o la cólera contra nuestro hermano nos condena. Por eso en la explicación del mandamiento agregamos que tampoco tenemos que amargarle la vida a nuestro prójimo, ni perjudicarle o traerle cualquier clase de sufrimiento; sino buscar su bien. Es decir encontramos que el mandamiento no es solo la prohibición a cometer homicidio sino que además debe ser entendido a partir de Cristo, como una mayor exigencia que incluye defender y cuidar la vida de nuestro prójimo.

Luego Jesús enseña acerca del sexto mandamiento: “no cometerás adulterio” y agrega que cualquiera que mire con deseo a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Los judíos consideraban adúltero al hombre que se apoderaba de una mujer casada.

Jesús advierte yendo más lejos de lo que preveía la ley judía, que el pecado nace antes de la acción final de quitar la mujer/deshonrar al marido y al matrimonio ajeno. Porque quien desea/codicia la mujer de alguien comienza su camino para alcanzar su propósito mirando con mala intención a aquella mujer. Una mirada que no puede ocultar sus planes y que está en camino a completarlos.

Todo podría ser protagonizado también, obviamente por una mujer. Diríamos que el pecado que finalmente se ve, ya era pecado cuando crecía en el invisible interior del corazón e iba ganando terreno en la mente y se adueñaba de la voluntad.

Te juro que no fui yo” suena la frase que alguien pronuncia para negar que hizo aquello de lo cual se le acusa. Puede que le crean, después de todo está jurando. Puede que no le crean porque se sabe que nunca dice la verdad, aunque jure hasta por su madre.

Había una época en que hacíamos de nuestra palabra algo creíble, en lo que se podía confiar. Si era empeñada era garantía más que suficiente para quien se comprometía a devolver un dinero, prestar un servicio o realizar un trabajo. Después llegó lo otro. La palabra dejó de ser suficiente, fuimos perdiendo credibilidad y se hizo necesaria la firma de papeles, contar con testigos, escribanos, jueces, etc. Y con todo eso tenemos muchos problemas para creer y confiar el uno en el otro, nos hemos vuelto personas desconfiadas.

Jesús nuestro Salvador vino a mostrarnos que existe una Palabra creíble, que es modelo a seguir para que también nuestras palabras recuperen el valor perdido, porque tienen su garantía en Dios.

Jesús vino para que después de todo recuperemos la posibilidad de poder decir sí o no, y que esto alcance y sea la base para muchas de nuestras relaciones con los demás. Que podamos decir sí o no y seamos creíbles para la gente y que podamos decir si a Dios y también no en su nombre. Que podamos decir si a su reino, al amor, a la verdad o la justicia y también digamos un no rotundo a la mentira, la violencia, el odio o cualquier forma de agresión y menoscabo de la vida de cada ser humano y de toda la creación.

Que podamos dar testimonio de obediencia a Dios y que esto sea hecho con amor. Amor que siempre es superar el mínimo que consiste apenas en obedecer las reglas o cumplir con la ley. Que podamos ofrecer una obediencia mucho mayor, que es como ir siempre más lejos de lo que se nos pide y así mostrar en quien creemos: el Señor de la vida que entregó incluso su vida por amor a los demás y obediencia al Padre.

AMEN



Pastor Delcio Källsten
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina
E-Mail: delciok@hotmail.com

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