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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

7º domingo después de Epifanía, 22.02.2017

Sermón sobre Mateo 5:38-48, por Rudinei Bischoff

En el contexto más amplio, este pasaje se inscribe en el marco general del Sermón del Monte de Mateo; el cual inicia con las bienaventuranzas, en los primeros versículos del capítulo cinco.

Mateo 5,38 comienza con Jesús haciendo referencia a la Ley del talión que aparece en el Antiguo Testamento; más concretamente en la Ley Mosaica (Éxodo 21,23-25 en Levítico 24,18-20 y en Deuteronomio 19,21).

La Ley del talión (en latín, lex talionis) era un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, obteniéndose la reciprocidad. De hecho, “talión” deriva de la palabra latina talis o tale que significa “idéntico” o “semejante”.

Frente a esta ley, este primado del ojo por ojo y diente por diente, Jesús plantea una comprensión radicalmente diferente; es posible sostener en este sentido, que los planteos de Jesús en el sermón del monte, y más concretamente en los versículos de este domingo, vienen a dejarla sin efecto.

Jesús llama antes que nada, y en primer lugar, a resistir a lo malo, ofrecer la otra mejilla, dar más de lo que pida al que quiera quitarnos algo, llevar la carga a la que se está obligado más allá de lo que se demande, dar y prestar.

Por otro lado; pero en la misma línea, Jesús también viene a cuestionar, o al menos problematizar la actitud a partir de la cual se ama al prójimo, el que sabe ser bueno con uno, y de odio hacia el enemigo. Frente a este esquema, él nos llama, y convoca a amar a los enemigos, bendecir a quienes maldicen, hacer el bien a quienes nos odien, y orar por quienes nos ultrajan y persiguen.

Según el texto, actuar a partir de este nuevo esquema, esta propuesta o ley, planteada por Jesús, nos vuelve hijos de nuestro padre que está en los cielos.

Hacia la predicación.

Seguramente, y según los lentes que llevemos al momento de la lectura, existen diferentes maneras de comprender y reflexionar acerca de estos versículos de Mateo. Creemos que desde estas líneas podemos contribuir, en al menos una forma de comprenderlo.

Lo primero que conviene rescatar es que Jesús propone una nueva manera de actuar frente a quienes buscan hacer el mal, dañar e insultar gravemente. Y nos llama a ponerla en práctica, a amar a los enemigos, y a orar por los que nos ultrajan.

Sin dudas la propuesta de Jesús puede chocar y parecernos extraña, o incluso sin sentido.

Pero no debería asustarnos; si miramos con detenimiento el texto, Jesús en ningún momento busca polemizar con la ley del talión, no se detiene en ella, sino que plantea algo nuevo a partir de ella. Tampoco se detiene a polemizar con la cuestión del amor al prójimo y odio al enemigo. Sino que plantea una nueva comprensión que trasciende este modo de proceder.

Para decirlo de manera simple, creemos que con estos nuevos planteos, Jesús nos invita y convoca dejar lo “fácil” para actuar a partir de lo “bueno”

Como siempre lo decía una señora, miembro de una comunidad en Buenos Aires, donde he estado colaborando por muchos años: “lo fácil y lo bueno no van juntos, muy pocas veces lo van”. Así como afirma ella, también creemos que con este pasaje Jesús nos está invitando a abandonar conductas facilistas, y a actuar desde lo bueno.

Lo fácil es actuar devolviendo en la misma medida, eso es algo que nos sale casi de manera instantánea; es fácil devolver el pleito con pleito. No se nos hace difícil negarnos a dar y prestar a los demás. Es fácil amar y ser generoso con el que lo es primero con uno mismo, tratar bien a quien nos es simpático y agradable, y no nos cuesta demasiado trabajo.

Sin embargo, “lo bueno” pasa por otro lado, pues no permite devolver en la misma moneda, implica tratar de comprender al otro y a la otra en su maldad, frente al odio, la violencia.

Lo bueno no es sinónimo de dificultad, sino de lo que realmente hace bien, ya que contribuye a ponerle fin a la violencia, impide la agresión, el maltrato. Lo bueno es a lo que nos llama Jesús, y por lo tanto es por lo que deberíamos caracterizarnos.

Bueno es poder amar al que me incomoda, al que me guarda odio; bueno es poder bendecir a quienes hablan mal de nosotros. Bueno es orar por el que no tiene sosiego en su vida, por el que no me cae simpático, el o la que no tiene palabras lindas hacia uno.

A diferencia de lo fácil, lo bueno tiene la capacidad de superar esquemas de maldad y destrucción, pues se mueve desde una actitud positiva, que disipa la lógica revanchista, negativa, y dañina.

Actuar desde el bien, es a lo que nos llama Jesús, pues así como él se nos traduce para cada uno de nosotros. Bondad es lo que experimentamos de él y a partir de la bondad es que debiéramos ser movidos.

Actuar desde lo bueno, a partir del llamado que nos hace Jesús en este pasaje nos lleva a abandonar las conductas facilistas, y nos lleva a recorrer la vía larga, del servicio y del compromiso con los que están al margen, atrapados por el mal, en círculos de violencia, muerte y destrucción.

Si hacemos esto, si este logra ser el actuar que logra motivar nuestra conducta entonces estaremos actuando a ejemplo de nuestro padre que está en los cielos.

El cual, en su bondad se hizo hombre a nuestro favor, y en su gracia y misericordia nos vino a liberar de todo mal, a destruir los círculos de violencia destrucción y sometimiento y hacer salir el sol sobre cada uno y cada una.

Que este llamado, esta invitación de Cristo, manifestación del amor de Dios para nosotros, nos movilice, anime y dirija en esta vía larga de actuar desde lo bueno; pues lo bueno hace bien, desarticulando y desarmando la lógica del que está atrapado por el mal, la destrucción y oscuridad.

Que así sea… Amen.

 



Vicario Rudinei Bischoff
Rosario, Santa Fe, Argentina.
E-Mail: rudineibischoff@yahoo.com.ar

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