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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Trinidad , 11.06.2017

¡ABRAMOS EL TESTAMENTO!
Sermón sobre Mateo 28:16-20, por Luis Hidalgo Ruiz

Mateo 28,16-20

(Haremos referencia a la Biblia Reina Valera 1960)

 

 Introducción:

 Jorge iba llegando atrasado a la reunión familiar con el abogado.  La reunión era en la casa de su padre recientemente fallecido.  Al llegar a casa le dicen sus hermanos: “Te estábamos esperando!”.  Él se sienta y el abogado espera la indicación del hermano mayor quien le dice: “¡Abramos el Testamento!”.  En él se daba a conocer la voluntad última del fallecido padre.

 En el Evangelio del día de hoy pareciera que nos encontráramos con un panorama parecido. La diferencia está en que quien nos declara su última voluntad (testamento) es Jesús mismo, quien estuvo muerto, pero que ha resucitado y se ha aparecido a sus discípulos.

 ¿Qué les dice, Jesús, a sus discípulos como testamento de sus últimos deseos?

 Cuerpo del Sermón:

 En el Evangelio de hoy Jesús deja, como palabras testamentarias (de un testamento para los que quedan vivos), como expresiones de su último deseo las siguientes indicaciones:

 1.    “Id”… (v.19): Jesús les da a conocer una gran verdad.  Ya basta de estar encerrados.  Ya han estado preparándose por tres años con él y ahora es tiempo de ir, de salir a buscar las ovejas perdidas.  Ya han estado calendando los motores del avión por tres años y ahora es tiempo de despegar hacia tierras sedientas de oír la Palabra de Dios, el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Hoy aún hay iglesias que están calentando motores, lo cual han hecho por muchos años, pero nunca despegan, nunca salen a buscar la oveja perdida.  Se sienten cómodos en la seguridad de las cuatro paredes del templo y no quieren arriesgar a salir a anunciar el evangelio.  Muchas excusas se presentarán: “¡Somos una iglesia con tradición, no podemos rebajarnos a lo que hacen otras iglesias y andar por las calles!”; “¡No somos pentecostales, que ellos salgan a predicar a la calle!”; “No estamos preparados aún, necesitamos más niveles de capacitación!”.  Y frente a todas estas excusas Jesús vuelve a decirnos “Id”, “Vayan”, “Salgan” y anuncien mi Evangelio.

 2.    “Haced discípulos a todas las naciones”  (v.19).  La palabra “Haced” es una palabra que denota construir, edificar, levantar.  No es sólo hablarles de Jesús, es también cimentar sus vidas en la persona de Jesús.  No es solo hablarles y hacer de ellos buenos oidores, sino buenos hacedores del Evangelio.  Esto demandará una preocupación constante, perseverante, creativa para que quienes están discipulando sientan sed del Dios vivo.  Digamos que la palabra “Discípulo” significa “Aprendíz”.  Es la persona que se sienta al lado de su maestro para “aprender” lo que su maestro le está transmitiendo con palabras, acciones, silencios, gestos.  Al hacer, nosotros, a otras personas discípulos, nos presentamos como una especie de maestros, que ya manejamos la esencia del cristianismo y lo vivimos día a día.  

Otro aspecto importante es considerar la frase “… a todas las naciones”… Ya que por un lado nos invita a no tener miedo a cruzar las fronteras que nos atan a un lugar y como John Wesley llegar a decir “El mundo es mi parroquia”, nada hay que me impida ir más allá de mis límites.  Y por otro lado nos señala que no podemos hacer ningún tipo de proselitismo.  El evangelio es para toda criatura, para toda persona, provenga de donde provenga.  No es sólo para los europeos, no es sólo para los alemanes, no es sólo para los ricos… ¡¡¡¡Es para todos!!!.

3.    “Enseñándoles que guarden todo” (v.19).  Este verso indica que tenemos que entregar contenido y enseñarles a que ser discípulos indica abrazar toda la verdad del Evangelio, no sólo una parte, no sólo lo que a mí me acomoda, no sólo aquello que me habla de la gracia, también lo que me habla del pecado y conversión.  Debemos enseñar contenido y ese contenido debe ser guardado, vivido en integridad.

 4.    “Bautizándolos…” (v.19).  Bautizarse significa, entre otras muchas cosas, asumir un compromiso público.  No podemos vivir la fe en la clandestinidad, en el silencio del anonimato.  Jesús requiere discípulos mártires, testigos de su fe en medio de todos los avatares de la vida. En este mundo que rehúye el compromiso (los novios no se casan, sólo conviven; los bebés no se bautizan, son sólo presentados; a la iglesia sólo se va de vez en cuando para que no nos pidan ningún tipo de responsabilidad…), Jesús exige compromiso con él y su Evangelio.  Somos discípulos, somos soldados de Jesús, NO SOMOS DE LA POLICÍA SECRETA DEL SEÑOR.

 Conclusión

 Al concluir este “Testamento” de Jesús es bueno recordar también su promesa: El estará con nosotros y nosotras todos los días hasta el fin del mundo (v.20).

 Teniendo tal compañía es bueno hacerse algunas preguntas finales:

 

1.    ¿Estás yendo, saliendo de tu comodidad para obedecer el “Ir” de Jesús? ¿Estás dispuesto/a a salir de tu comodidad para obedecer el “ir” de Jesús?

2.    ¿Estás dispuesto a ocupar de tu tiempo para tener un aprendiz (discípulo) y enseñarle a guardar todo el Evangelio?

3.    ¿Estás consciente que este trabajo no lo harás solo; Que Jesucristo mismo está a tu lado y permanecerá a tu lado hasta el fin del mundo?

 Sólo nos resta pedir, al Señor, que nos bendiga siendo fieles a su voluntad, amén.



Rev. Luis Hidalgo Ruiz
Chile, Temuco
E-Mail: reverendoluis65@gmail.com

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