Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach
IV Domingo de Pentecostés , 02.07.2017
Sermón sobre Mateo 10:40-42, por Bruno Knoblauch
40 »El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá igual premio que el profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, recibirá el mismo premio que el justo. 42 Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio.» Mateo 10:40-42
Querida Congregación,
Les invito a pensar un instante en la foto de un paseo donde disfrutamos de un hermoso paisaje. O tal vez, es el alegre encuentro familiar y de la comunidad en que estaremos festejando un bautismo o un casamiento. Queremos retener mediante una fotografía esos momentos que nos resultan especiales. Usamos una cámara o simplemente levantamos el teléfono y accionamos el botón.
Pero, ¿en qué consiste una foto? Tomar fotos es algo fundado en el pensamiento, es primero una operación mental y luego una operación visual. Tienes primero en la cabeza la idea, los originales, la imagen, y luego haces una versión de ellos en el momento de hacer click con tu cámara. De la intimidad del pensamiento surge la decisión, y luego el enfoque como un proceso que es común a toda persona. En realidad, hemos incorporado mentalmente la imagen que luego se verá en la foto. Tenemos la esperanza que cada foto se acerque a nuestra idea, y esperamos que la foto transmita esa idea.
También son imágenes, las que nos transmiten los Evangelios. Tan extraordinarias son estas imágenes escritas de los evangelistas, que ellas perduran por 21 siglos con su mensaje hasta hoy. En el sermón de esta mañana intentaremos establecer una conversación sobre las imágenes del texto que recién escuchamos.
Es una conversación entre tres partes:
- las imágenes iniciales surgen del mensaje del texto bíblico;
- la otra parte son ustedes aquí presentes como comunidad que participa del diálogo;
- y la tercer parte es el predicador/predicadora. Comencemos por ver con nuestro ojo interior, como para sacar una foto, cuáles son las imágenes del texto que escuchamos del evangelista Mateo. Primer imagen: El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.(V.40)La noticia de la presencia del Maestro se había difundido rápidamente. Aunque no más por curiosidad se le acercan las personas, seguramente tocados por quien habla con autoridad, en nombre de Dios. Le quieren ver y tocar en la calle. Es un honor tenerlo como huésped en su casa. Y Jesús es recibido por ricos y pobres. Aquí lo vemos hablando y dando instrucción a un pequeño grupo, gente común del pueblo. Eran pescadores, artesanos, labradores, varones y mujeres, en definitiva apóstoles temerosos.La imagen que nos presenta el evangelista Mateo es como una foto de las que antes se llamaba instantáneas. Fotos que no están armadas previamente, tienen la fuerza de expresar la situación en forma directa. Segunda imagen: Cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio (V.42)Para quienes vivimos en ciudades con agua corriente de grifo, a veces no le damos tanta importancia al vaso de agua. No cuidamos suficiente el precioso líquido, del que depende toda la vida. Se derrocha y despreocupadamente se vierte a muchos ríos las aguas cloacales sin tratamiento. En el conurbano de grandes ciudades como Bombay, Buenos Aires o México DF, en innumerables aldeas de África, América Latina y Asia, no hay o son insuficientes las instalaciones de cloacas. Así, en todos los casos, el agua está vinculada a la pobreza y las carencias de grandes sectores de la humanidad. Es tarea de nuestras iglesias llamar la atención de la contaminación que en muchas regiones de nuestro país desprecia el agua fresca de Jesús. Por un lado, hay millones de personas en pobreza y con poca agua y contaminada, y por otro lado quienes viven en sociedades opulentas viven con acceso ilimitado. Desde hace años que vender agua, como si fuera de propiedad privada, se ha vuelto un gran negocio.
- Se completa la imagen del agua, que para los cristianos del presente dice:
- La imagen del “vaso de agua fresca” es un símbolo de vida. Muy apreciado en la región semidesértica que transitó Jesús. Lo cotidiano del agua, se vuelve símbolo y gesto de amabilidad y fraternidad. Es alimento, es esperanza de frescura y de alivio de la sed. La imagen del agua es un gran símbolo que está en el centro de las enseñanzas de Jesús.
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- La presencia de Jesús, y con Él, Dios Padre, es el espíritu que da vida y color a esta imagen. Aquí no se presenta el líder que arrastra a sus seguidores. Tampoco se impone por fuerza autoritaria. En cambio ofrece estar junto a quienes le escuchan, ser parte del Espíritu que se enciende en las vidas transformadas por las Buenas Nuevas.
- Esta afirmación de Jesús la encontramos en los cuatro evangelios. Son palabras que el mismo Jesús dijo y que impactó tan fuerte por su enorme significado. La imagen nos muestra a Jesús hablando a quienes ya son sus apóstoles y enviados a compartir Su mensaje. Y en pocas palabras les da ánimo y fuerza de convicción para ser testigos: asegura que Él mismo está presente cuando los seguidores son recibidos. Así como Jesús es Él mismo el enviado de Dios el Padre, sus seguidores son enviados.
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- En nuestra iglesia de tradición evangélica, el sermón tiene una importancia central en el desarrollo del culto. Muchas veces, la actitud con que recibimos el anuncio bíblico es, que debe hablar a cada uno de los presentes en su situación. Pero, ¿qué les parece si hoy buscamos hablar con cada una y cada uno y entre todos, sobre el mensaje?
- Si cuidamos el agua que nos ofrece la naturaleza;
- si exigimos a las autoridades que cuiden el bien común que es el agua y realicen las obras públicas necesarias;
- entonces, -en palabras del Evangelio-, les aseguro que tendrá su premio. Tercera imagen: Cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio (V.42)En los evangelios los pequeños son los niños (Marcos y Lucas); son los apóstoles, los seguidores, los creyentes humildes en general (Mateo); y son los escogidos para conocer a Jesús (Juan). Hemos aprendido a referirnos a la sociedad que nos rodea, como que está compuesta por gente rica, gente clase media, y gente pobre. Si un rico pierde su riqueza, decimos que “cayó”, que cayó en desgracia. Esa figura, en nuestras mentes y en la convivencia establece un arriba y un abajo. En consecuencia, los ricos son superiores y los que no lo son, son inferiores. No necesitamos hablar con palabras complicadas de sociólogos o especialistas, para comprender lo que es la vivencia cotidiana en nuestra sociedad. Así también era en la época de Jesús. Sin embargo, como en tiempos bíblicos, el dinero, el poder, la fama son a menudo el impedimento para ser seguidor y testigo del Amor. Hemos reconocido tres imágenes que nos comparte el texto:
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- La imagen nos habla de la predilección, el amor especial y la dedicación de Jesús a los “pequeños del Reino”. Es decir, aquellos que la sociedad llama los excluidos.
- Jesús capacita y enseña a sus seguidores, les da ánimo y les acompaña en su misión de llevar y anunciar Su mensaje. Les anuncia que seguirlo a Él es una actitud que tiene consecuencias (v.41). Así, pues, les asegura Su presencia.
- Los pequeños. ¿Quiénes son los “pequeños” a los que se refiere Jesús?.
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- Jesús se hace presente, mediante el Espíritu, toda vez que la comunidad lo recibe.
- El agua, como vaso de agua fresca que calma la sed, nos invita a cuidarla como un regalo del cielo.
- Los pequeños, son reconocidos por el Amor de Jesús, y así los habilita y capacita para ser incluidos y parte del Reino de DiosEstimados amigas y amigos, los Evangelios nos permiten pensar estas imágenes. Ahora, podríamos salir de aquí con una cámara y sacar fotos concretas de estas imágenes. La fe de los apóstoles, les movió a llevar el mensaje de Jesús a muchas personas.
- Oremos para que el Espíritu de esperanza nos sostenga, y que llegue especialmente a los más pequeños entre nosotros. Amén.