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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

16º Domingo después de Pentecostés, 24.09.2017

Sermón sobre Mateo 20:1-16, por Delcio Källsten

El relato anterior al que escuchamos (El joven rico) termina diciendo “Pero muchos que ahora son los primeros serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.”  (Mt. 19: 30)

Este asunto de los primeros y los últimos continúa siendo el principal en esta parábola de los trabajadores y el viñedo.

En realidad lo que encontramos a lo largo de los evangelios es que Jesús vino al mundo a ocuparse de poner en primer lugar a quienes estaban por último o directamente no tenían ningún lugar en la sociedad o en la vida de la comunidad religiosa.

Con Jesús, y la llegada del reino de Dios, los hambrientos quedan saciados, los tristes consolados (Mt. 5:3-10), uno no se preocupa y vive como los pájaros del cielo y las flores del campo (Mt. 6: 25-33). Con el reino Jesús se hace solidario de publicanos y pecadores, se pone con ellos a la mesa y les promete y otorga perdón. El reino es como aquel banquete al que son invitados mendigos y desamparados a la mesa (Mt. 22:1-10). El reino es como el Padre que recibe de nuevo al hijo (Lc. 15: 11-32) o como el pastor que va detrás de la oveja perdida. (Lc. 15:4-7 ), como la mujer que busca la moneda perdida (Lc. 15:8-10) y como el patrón que al final del día paga a todos los obreros contratados, no importa cuánto hubieron trabajado, el salario completo.

El día comenzaba normal, como cualquier otro. Un hombre, su campo, el trabajo y la necesidad de obreros para realizarlo…La rutina de ir en su búsqueda, el esfuerzo de trabajar para ganarse el sustento… Los obreros de la mañana temprano, los de más tarde y los de la última hora del día. Todo iba bien, todo tan normal. Pero claro el Evangelio se hizo presente en el relato de Jesús: La buena noticia, extraña y que viene a cambiar las cosas salta a la vista de todos, penetra el oído y el corazón ¿Pagar lo mismo a este último que a nosotros que estamos trabajando desde temprano? Lo normal y acostumbrado se volvió de repente y por causa del que la estaba contando Jesús, una historia inquietante. Las reglas de la normalidad estaban siendo rotas. La justicia humana es puesta en serias dudas y las personas son tratadas según una justicia diferente: justicia del reino de Dios.

Justicia de Dios para que no reine la lógica humana que crea primeros y últimos sino esa justicia donde todos seamos considerados primeros en cuanto a nuestra dignidad como personas, en la atención de nuestras necesidades espirituales y materiales: nuestra necesidad de perdón, de amor, de misericordia, pero también de pan, techo, abrigo, educación, salud, libertad.

 Cristo nos llama de muchas maneras, sea con sus palabras o su ejemplo a ser sus colaboradores en hacer de los últimos primeros y a comportarnos como los últimos, como él lo hizo que en el reino son quienes sirven. Cuando en la iglesia o en la sociedad podemos servir a quienes están por último en muchos sentidos, en atención, posibilidades, bienestar, salud, en fe o amor llegamos a ser señales de un mundo diferente a veces extraño o contradictorio porque es diferente y cuestiona lo establecido, lo que es considerado normal.

Los hombres de la parábola se quejan “razonablemente” porque el dueño de la finca rompe las reglas para hacer verdadera justicia, una superior, más parecida al amor y la misericordia que a la lógica de los números y los cálculos…El mundo asegura que justicia es que cada cual reciba lo que la sociedad ha establecido que merece.

Jesús vino a anunciar que Dios recibe, incluye, da y ama a quien le busca y le necesita, que suele ser quien para el mundo está por último.

 

Que Dios nos conceda comportarnos como los últimos para tener en nuestros corazones y mentes la preocupación por quienes en el mundo y en la iglesia reclaman nuestra solidaridad, misericordia y amor. Para que quienes de muchas maneras son los últimos reciban la buena noticia de que Cristo vino a ofrecerles el primer lugar.

 

AMEN    



Pastor Delcio Källsten
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina
E-Mail: delciok@hotmail.com

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