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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

18º Domingo después de Pentecostés, 08.10.2017

Sermón sobre San Mateo 21:33-46, por Stella Maris Frizs

La parábola de los viñadores homicidas (o labradores malvados) es contada por Jesús en el Evangelio de Mateo como una alegoría. Es decir, está llena de símbolos, de imágenes y de figuras que formaban parte de la historia de Israel.

De este modo, los oyentes (líderes religiosos) podían entender rápidamente que Jesús hacía alusión a ellos mismos. En el versículo 45 dice que cuando fariseos y sacerdotes oyeron a Jesús, se dieron cuenta de que hablaba de ellos.

 

Así, en el comienzo de la parábola, cuando se hace alusión a la viña o viñedo, se entendía la clara referencia al pueblo elegido. (“Israel es como una vid llena de uvas…”Oseas 10:1; “Yo te planté como vid de la mejor calidad…¡Pero te has degenerado tanto que ya ni te reconozco!” Jeremías 2;21…)

El texto que mejor explica la relación entre el amor de Dios y la infidelidad del pueblo de Judá está en Isaías 5:1-7 (sugerimos leerlo para entender mejor nuestra parábola)

El dueño de la finca o el propietario del viñedo representa a Dios mismo. Allí vemos el cuidado y la inversión hecha al poner un cerco de protección; preparar un lagar para hacer el vino, levantar una atalaya para vigilar la plantación, especialmente en tiempos de vendimia. Todo esto muestra la solicitud y el amor de Dios por su pueblo elegido.

Los labradores, a quienes se les alquiló el terreno, responsables de hacerlo producir, representan a los dirigentes judíos. El dueño (Dios) deposita en ellos su confianza al dejarlos solos. Delega en ellos compromiso y responsabilidad.

El fruto esperado (según Isaías 5) es el amor al prójimo, el derecho, la justicia y algo más.

Cuando el dueño (Dios) envía a sus criados, o sea a los profetas, a pedir cuentas de lo actuado, la actitud de ellos fue golpear, matar, apedrear. Los labradores (dirigentes) quieren ser los únicos dueños y señores de la viña.

En Mateo 23:37 dice “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! Muchos profetas fueron muertos de manera violenta: Zacarías, Jeremías, Isaías, Amós, Ezequiel, etc.

El repetido envío de criados (profetas) por parte de Dios señala el constante y urgente llamado a la conversión (“…yo esperaba que diera uvas dulces…”)

Finalmente, con la esperanza que al heredero lo respetarían, Dios envía a su propio Hijo, pero sin vacilación y especulando sobre la herencia, también lo asesinaron. Y el evangelista Mateo aclara que es arrojado fuera de la viña y allí lo mataron colgándolo en una cruz.

Esto es una alusión a la ejecución de Jesús fuera de Jerusalén. El Hijo del dueño no es considerado digno de vivir y tampoco morir en su ciudad.

(“Así también, Jesús sufrió la muerte fuera de la ciudad, para consagrar al pueblo por medio de su propia sangre…”Hebreos 13:12)

Y enseguida viene la trampa que aparece en muchas parábolas y que hace que el oyente al responder se auto condene. Dirigentes y jefes religiosos firmaron su propia sentencia de muerte.

¿Qué creen ustedes? ¿Qué hará el dueño con esos labradores?

Simplemente quedarán afuera. No son dignos de trabajar en su viña.

El Reino de Dios será dado a un pueblo que sea capaz de dar buenos frutos.

Y agrega Jesús una cita del Salmo 118:22 poniendo al descubierto la responsabilidad de los dirigentes. La piedra angular (el Hijo) que ellos desecharon, expulsando y matando, será la que corone el nuevo edificio, la nueva comunidad, el nuevo pueblo de Dios.

 

Qué privilegio el nuestro ser parte de ese nuevo pueblo y ser partícipes de esa realidad permanente llamada Reino de Dios. Como labradores de su viña, Dios nos confía hoy una enorme tarea, la de ser administradores responsables en esta tierra. La viña, como dice un autor español, no es localizable geográficamente. Está allí donde hay excluidos, marginados, traicionados, comprometidos, profetas y mártires. Y el fruto que Dios espera no son tanto las palabras, sino las acciones, las obras, los hechos.

Es impresionante descubrir la constancia, la fidelidad y la paciencia que Dios tiene con nosotros. Por un lado nos deja el campo libre para actuar, pero al mismo tiempo permanece junto a nosotros para que su amor fluya a través nuestro.

No permitamos que la mezquindad, el egoísmo, la superficialidad, la prisa, la indiferencia, nos impidan llevar adelante la misión que Dios ha puesto en nuestras manos.

Recordemos que Dios no rechaza la viña, sino a los malos viñadores que privilegian posiciones, riqueza, ambición, poder, autoridad por sobre el compartir y ser solidarios.

Nadie podrá arrebatar la viña que a Dios le pertenece y en la cual ha invertido mucho, la vida de su propio Hijo.

Y aunque finalmente lo mataron pensando que así se librarían de él, no pudieron con su vida. Desde entonces percibimos su presencia en medio nuestro y lo descubrimos en cada rostro humano.

En nosotros queda la responsabilidad de hacer crecer la viña, en extenderla, en hacerla producir. Dios confía en nosotros y nos da libertad para obrar.

Amén.



P. Stella Maris Frizs
Basavilbaso – Entre Ríos
E-Mail: stellafrizs@hotmail.com

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