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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

23º domingo después de Pentecost, 12.11.2017

Sermón sobre Mateo 25:1-13, por Miguel A. Ponsati

Esta parábola aparece sólo en el Evangelio según Mateo. Combina una escena referida a un acontecimiento de la vida familiar, con un final ciertamente dramático. Se describen algunos pocos rasgos de un ritual nupcial de aquél entonces. El novio va a llegar pero no hay un momento definido. Se han de hacer las previsiones del caso ante una más que probable larga espera. Unas vírgenes se preparan. Otras no.

Comencemos preguntándonos: ¿cómo estamos de esperanza? Consideremos al menos tres actitudes:

  1. Hay quienes lo esperan todo de un cambio que habrá que realizar pronto; no tienen en cuenta que al igual que en el mundo de la física también en la sociedad existe una fuerte inercia.
  2. En segundo lugar están aquellos que han perdido toda esperanza. La vida no tiene sentido. Lo que les falta no es la esperanza de la experiencia de Dios en el futuro, sino la de Dios en el presente.
  3. La mayoría de los cristianos nos hemos olvidado del futuro, vivimos para el día de hoy. Sin embargo, la venida del Señor es mucho más benigna que la espera de una lluvia de bienes materiales. Pues quita la ansiedad. No os afanéis, enseña Jesús. La predicación de Jesús está marcada por la experiencia de un Dios presente. Esta presencia da a todo lo creado un carácter interino. Lo que ubica nuestras preocupaciones humanas en su lugar apropiado, justamente allí en lo interino.

¿Cuál es, después de todo, el problema del texto? Para una tradición del Antiguo Testamento recogida por Mateo, la insensatez/necedad caracteriza a personas que rompen la comunión con Dios, negando a Dios en la vida concreta. Son insensatas y orgullosas, porque no obedecen y no practican la Toráh. No se trata de algún tipo de maldad o falta de capacidad. Se refiere a personas con las mismas condiciones, la misma capacidad de entendimiento y de acción que las demás, pero que, aún así, no viven de acuerdo, no disfrutan positivamente de esas condiciones. Su fe y su esperanza no influyen su comportamiento cotidiano. Al cabo su fe está muerta, por eso se dice que son necias.

El término opuesto, sabio/a, sensato/a, caracteriza la sabiduría como un arte, una virtud de reconocimiento. Sabia es la persona que reconoce los intereses de alguien, en este caso, de Dios, y vive de acuerdo con eso. Su inteligencia tiene que ver con su práctica. Se trata de la sabiduría de estar preparada para hacer lo correcto, en el momento oportuno, en el lugar justo. La palabra caracteriza una necesidad de discernir y actuar. En eso consiste precisamente una sabiduría que tiene que ver con la vida presente y que está preparada para el futuro. Creer y tener esperanza, en la vivencia cotidiana de una fe que obra por el amor - amor que a diario busca nutrir (y nutrirse de) lo que hay en el corazón – procurando cumplir la voluntad de Dios. ¡Estas son sabias!

La sabiduría y la insensatez se definen aquí, no en relación a las antorchas, sino por llevar - o no – aceite, contar con el equipo necesario para esperar y encontrar al novio. Las antorchas solas no bastan. Ellas pueden apagarse antes del encuentro. Es necesario llevar una cantidad de aceite dentro de recipientes propios, como reserva para suplir la necesidad futura, para que la antorcha no se apague si el novio tarda. Que fue lo que de hecho ocurrió. El cansancio se hizo notar. Llegó el sueño para todas.

Y entonces, durante la fiesta, la puerta se cierra ... Se acabó el tiempo de espera. No hay más tiempo de preparación. Correrías vanas de última hora. La puerta cerrada es una metáfora para una oportunidad perdida. Lo que pasó, ya pasó. Se trata de oportunidades que difícilmente vuelven a presentarse para la gente. La metáfora de la puerta que se cierra era muy conocida en el mundo judío. Pero no era usada en el contexto de las fiestas de bodas. Por eso, en la parábola, suena extraña. En esto también reside su radicalidad. Quien no se ha preparado corre el riesgo de perder el tiempo oportuno de la salvación.

Con la llegada y acción del novio, se decide la historia. La puerta cerrada y la palabra ‘después’ ya sugieren que el final no será feliz para las vírgenes insensatas. Porque hubo varias actitudes positivas de parte de ellas: estaban dispuestas a ir al encuentro del novio. Esperaron su venida. No desistieron frente a las dificultades de lo imprevisto, al descubrir que no tienen cómo re-encender sus antorchas. Fueron a buscar a los vendedores para comprar aceite. Vuelven a participar en la fiesta. El único problema es que no estaban preparadas. Y cuando volvieron - finalmente, tal vez, preparadas -, ya era muy tarde. El momento oportuno no vuelve. Ya no interesa más si ellas, ahora, tienen aceite o no.

Prever puede ser sinónimo de tener aceite, de prepararse. Estar preparado/a significa tener aceite consigo, desde el principio ya que el novio puede llegar en cualquier momento. Esta recomendación de permanecer alertas no puede ser usada de forma opresiva, en el ejercicio opresor de un poder eclesiástico que mete miedo. El llamado a estar alertas nos anima como comunidad a disponernos a vivir nuestra fe en lo cotidiano, a través de la palabra y la acción, del testimonio y la praxis de la fe diarios. La parábola quiere ser una amonestación, pero para animarnos a identificarnos con las cinco vírgenes sensatas. Es posible vivir en diaria preparación para la parusía, creyendo firmemente también que el reino venidero ya está presente en la vida de quien se prepara.

Se trata de seguir el llamado y la vocación de Cristo a través de un amor y de una fidelidad tan profundos y constantes que podemos hasta dormir y dormir a la hora de la parusía, porque siempre estaremos preparados; así, no necesitaremos cambiar de rumbo en la última hora ni vivir un estrés demoníaco. Aún largo e imprevisible, el tiempo de la parusía se vuelve irrelevante para quien cree y practica la voluntad de Dios en toda su vida. Hemos, pues, de estar preparados para la vida, para que la fiesta de bodas, el reino de Dios, sea algo maravilloso. ¡Y ser invitada/o y participar de él es algo muy bello!

 



Pastor Miguel A. Ponsati
Vicente López, Provincia de Buenos Aires, Argentina
E-Mail: miponsat@gmail.com

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