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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

1º Domingo después de Navidad, último día del año, 31.12.2017

Sermón sobre Lucas 2:22-40, por Roberto Oscar González

Podemos decir que los textos del Evangelio de hoy, pueden ser legendarios o también tomarlos como “misterio de fe”; sin embargo no hay ninguna duda, que tienen una enseñanza evangélica maravillosa… Pues bien…

En la época neotestamentaria, había muchas personas judías que veían a su nación como pueblo escogido por Dios; también veían, claramente, que por medios humanos, su nación nunca obtendría la grandeza del mundo. Por eso tenían en sus mentes y corazones, que en algún momento de la historia llegaría un súper héroe ―el Mesías / "Mashiaj" = “Ungido”, quien los haría dueños del mundo…

Pero… No todas y todos tenían esta fe o esperanza, si se quiere, falaz o ilusoria… A estos pocos los podríamos llamarlos “los gobernantes silenciosos de la tierra”. Como ―las plantas que han pasado por miles de miles de años (370 millones, para ser más exactos) venciendo altas y bajas temperaturas, adaptándose al medio en el que se encontraran permitiendo ser, una de las especies más evolucionada del mundo; desde gramas casi microscópicas hasta gigantescos árboles…

Estos, “gobernantes silenciosos de la tierra” del evangelio no tenían sueños de violencia, de poder o de fuerza militar…

Creían en una vida de oración constante que esperaban humildemente y en adoración la llegada del gran día, cuando se cumpliera el tiempo señalado, [dónde] Dios enviaría a su Hijo, que nació de una mujer y sujeto a la ley, para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijas e hijos de Dios ―como dice el apóstol en Gal.4: 3 y liberaría al mundo de sus distintas opresiones, tal como dice el Profeta: Yo me regocijaré grandemente en el Señor; mi alma se alegrará en mi Dios. Porque él me revistió de salvación; me rodeó con un manto de justicia…ISAÍAS 61:10

No se puede creer… Que un sacerdote y una profetisa ―ambos ancianos, descubrieran en un niño común, al Salvador esperado por el pueblo de Israel. Pero es muy interesante que dos ancianos del pueblo, pasaron sus vidas esperando y con los ojos bien abiertos deseaban descubrir la menor señal de que se acercaba la liberación para el pueblo.

No me extraña que Lucas muestre a María y a José sorprendidos ante lo que se decía del niño.

Una vez más Lucas nos relata que Jesús entra en contacto con gente que no es poderosa, sino empobrecida como estos ancianos.

Con estos pobres y muchos otros, JESÚS, va a compartir su vida en diferentes espacios, desde su nacimiento, incluyendo el templo mismo; donde, aquí, también, va a estar la clave de su evangelio.

Veamos a Simeón…

Cuando Simeón habla con Dios, con seguridad afirma que, podrá morir alegres y en paz, porque Jesús aparece en medio de su pueblo como su Liberador, lo cual se convierte en toda una confesión de fe.

Esta historia no ha sido ni inútil ni estéril: los ojos de Simeón han visto al Salvador; este Salvador no es sólo para él sino para todo el mundo. Toma en sus brazos a Jesús y lo dedica al Señor…

Simeón sabe que Jesús moriría violentamente y que María sufriría mucho… No podemos pasar por alto este hecho; sin embargo sabe también que llegará el tiempo en que la vida triunfe sobre la muerte y que el Niño Jesús irá creciendo y llegará el momento que redimirá a todos los pueblos, y no sólo a Israel.

Y será la Luz que iluminará a todas las personas que creen en Él.

Ahora; por unos momentos centrémonos en Ana… otra gobernante silenciosa de la tierra…

De acuerdo al evangelio podemos dibujar su carácter y tener una idea acerca de quién y cómo era Ana.

Ana aparece más pegada al Antiguo Testamento. Identificada con el Templo que era la columna vertebral de toda la espiritualidad judía. Toda su vida estuvo al servicio de la institución que mantenía viva la esperanza de una definitiva liberación ―el Templo.

Es muy curioso que proclame la grandeza del niño que va a desbaratar esa misma institución y a proponer algo completamente nuevo, una relación con Dios absolutamente distinta.

Ana había conocido el dolor por ser viuda desde muy joven, pero no se había amargado.

Era muy anciana pero no había perdido la esperanza. Como nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que nunca perderán la esperanza de encontrar a sus hijas(os) y nietas(os)

Nunca dejó de adorar. Pasaba su vida en la casa de Dios.

Entonces… No perdamos este tesoro que es nuestro TEMPLO… Si… Un templo que puede estar desgastado por el tiempo, un templo que cuando llueve entra agua por el techo… Un templo que le puede faltar algunos arreglos…

Un templo que somos nosotras y nosotros; un templo que nos permite ser, estar, pertenecer desarrollar nuestra fe y servir.

Un templo que nos faculta como COMUNIDAD.

Ser comunidad, es una gran bendición; pues, nos permite estar en comunión con nuestras hermanas y hermanos, es nuestro lugar el cual nadie nos podrá expulsar o quitar.

Podemos pensar que Simeón al dedicar a Jesús, está dedicando su propia vida. Hoy es el último Domingo del Año, de manera que es una buena oportunidad ―sí, así lo sentimos; el dedicar nuestros talentos, nuestra lealtad a la comunidad donde desarrollamos nuestra fe… en definitiva, el dedicar nuestra vida al Dios de amor y justicia. . AMÉN.

 

Oremos: Eterno Dios, que haces nuevas todas las cosas y permaneces siempre en medio de tu pueblo. Concédenos que comencemos este año con fe y esperanza, no perdiendo de vista tu amor y justicia. Que tu Espíritu nos guíe en todos nuestros hechos; de manera que podamos emplear nuestro tiempo en tu servicio y, finalmente, por tu gracia que podamos seguir caminando junt@s, la Tierra Prometida; mediante Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Roberto Oscar González
Buenos Aires – Argentina
E-Mail: robertooscargonzalez@gmail.com

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