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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

1. Domingo de la Cuaresma, 10.02.2008

Sermón sobre Mateo 4:1-11, por Stelle Maris Frizs

  

Muchas veces Jesús busca estar solo. Es una necesidad. En soledad  es posible descubrir lo verdaderamente importante; lo esencial de lo secundario. En soledad es posible escuchar la voz interior, la voz de Dios, la voz que ayuda a encontrar respuestas y tomar decisiones.

Buscar la soledad significa buscar el encuentro con uno mismo, tratar de reconocer quien soy y decidir a cerca de lo que debo hacer o dejar de hacer.

Jesús, buscaba la soledad para encontrar la verdad y evitar así el camino por el que todos transitan. Es decir, evitar dejarse influenciar por las sugerencias o consejos de otros.

Fue conducido al desierto como tantos otros personaje bíblicos (Moisés, Elías, Juan el Bautista). Lugar inhóspito, donde la vida parece ausente y también Dios. Sin embargo todos volvieron de allí renovados, recreados, fortalecidos.

Nosotros conocemos los desiertos de las ciudades destruidas, consecuencias de terremotos, de los campos de batalla o concentración. Pero también sabemos de los otros desiertos y del cual muchas veces es difícil escapar: el de la fe perdida, esperanza quebrada, corazón culpable... Muchas veces somos arrastrados sin que lo deseemos, como Jesús que no fue libremente al desierto, sino conducido por el espíritu.

Y el desierto de Jesús es amargo. Tiene hambre. Está solo. Y le llegan ideas, imágenes, sueños, proyectos. Su tarea misionera está por comenzar y sueña quizás, como todo principiante, en hacer cosas extraordinarias. Sabe además que el ser Hijo de Dios le significa mayor obligación y compromiso. Y se pregunta: ¿Cómo alcanzar la meta? ¿Qué medidas tomar para que la gente crea?  ¿Cómo convencer que un cambio es necesario? ¿Qué estrategias o métodos serían los más acertados para entusiasmar a la gente y se sumen a su proyecto? ¿Cómo cumplir con la tarea encomendada de ganar personas que estén dispuestas a seguirle?

En el desierto Jesús libra una batalla interior. No es que el Diablo se le presentó en persona. Con nuestros deseos y pensamientos es como llega el tentador a nosotros. Tentar es por un lado, seducir, engañar, sobornar. Persuadir a alguien a tomar el camino equivocado. Pero su acepción principal es poner a prueba. Como el metal que necesita ser probado para verificar si es auténtico. Así también  Jesús es desafiado para  comprobar si podrá resistir las dificultades antes de ser usado por Dios.

El texto nos habla de tres posibilidades a las cuales Jesús resiste porque sería una manera fácil de solucionar los problemas.

. Una de las tentaciones fue la de convertir las piedras en pan. El tentador acosa a Jesús en un momento de debilidad. Tenía hambre. Sería la tentación de la carne. ¿Para qué sufrir hambre si Jesús tenía el poder de transformar, como cambió el agua el vino?

Jesús resiste porque hubiese saciado su hambre momentánea; hubiese eliminado los síntomas, pero no la enfermedad. El hambre es todavía hoy un peligroso arma para el tentador ya que la mayor parte de la humanidad padece una alimentación insuficiente. Los hombres han transformado los panes en piedras. Se fabrican armas para la guerra y hay dinero para elementos bélicos pero no para saciar el hambre de miles.

Jesús le hace frente con la Palabra: "No solo de pan vivirá el hombre...sino de toda palabra que sale de la boca del Señor". Con esta cita Jesús da a entender que el alimento espiritual también es imprescindible. Y que uno es consecuencia del otro.

.  La segunda tentación es la tentación del Espíritu.  Es tentado a arrojarse desde lo alto para poner a prueba el poder de Dios. Si Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios, entonces lo protegerá de todo peligro. Incluso el tentador se apoya en la Escritura "Dios no permitirá que su elegido tropiece".

Pero Jesús no cede. Su seguridad no depende de probar a Dios sino del amor incondicional de Dios que nunca abandona. Si no nos alcanza la Palabra de Dios y sus promesas y debemos recurrir a milagros y señales para creer, la fe no es auténtica.

Hay muchos que alimentan al público con milagros y espectáculos. Hacer algo fabuloso para cautivar a la gente.

.  La tercera tentación muestra el poder de Satanás contra el poder de Dios. La oferta es tentadora: todo a cambio de negar a Dios. Adorar al tentador que nos ofrece un mundo fascinante  Es el mal de todos los tiempos: para dominar al mundo no necesito a Dios.

Jesús resiste como aquel que no tiene otro poder a no ser el del amor.

Esta no fue la única batalla que Jesús debió librar. A lo largo de su vida tuvo muchas luchas que enfrentar. En Cesarea  de Filipo con Pedro (Mateo 16:23), en Lucas 22:28 cuando los discípulos estuvieron con el en las pruebas y la que libró en el Getsemaní cuando fue tentado a abandonar el camino de la cruz (Lucas 22:32-44)

Creo que también nosotros somos tentados con mucha frecuencia o probados en nuestra vida de fe. Y ante las duras pruebas a las que somos confrontados los cristianos todos los días, es más común  desistir, abandonar, renunciar que hacer frente.

Pidámosle a Dios -como en el Padrenuestro- que "no nos deje caer en la tentación"; que nada ni nadie nos seduzca llevándonos al facilismo, comodismo, sensacionalismo, a una fe errónea o a la desesperación.

Recurramos siempre a Dios y su Palabra para hallar consuelo y también las fuerzas para luchar como Jesús luchó. Amén.

 



Pastora Stelle Maris Frizs
General Ramirez, Entre Ríos, Argentina
E-Mail: stellafrizs@hotmail.com

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