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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Pentecostés, 20.05.2018

Sermón sobre Hechos 2:1-11, por Álvaro Michelin Salomon

Salmo 104:1,24, 29-31, 33-34; Hechos 2:1-11;  Gálatas 5:16-25;  Juan 15:26-27; 16:12-15

 

HECHOS 2:1-11 - EL PRIMER PENTECOSTÉS CRISTIANO:

NACE LA IGLESIA POR EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO

 

 

INTRODUCCIÓN

 

El evangelista Lucas escribe su evangelio y el libro de Hechos de los Apóstoles en calidad de historiador y teólogo unos cincuenta años después de Jesús. Sus escritos conforman así un compendio del ministerio de Jesús y de muchas experiencias, testimonios y prácticas de las primeras iglesias. Comienza en Jerusalén con el grupo de los discípulos de Jesús, teniendo a Pedro como líder, siguiendo después con otros evangelistas y con los itinerarios misioneros del apóstol Pablo y sus colaboradores.

 

No podemos entender la teología de Lucas sin el Antiguo Testamento (AT), y en realidad no podemos entender mucho de todo el Nuevo Testamento (NT) sin el AT. En ese sentido, el acontecimiento de Pentecostés que, según Lucas, da inicio en Jerusalén a la Iglesia de Cristo resucitado con el poder del Espíritu Santo, es un evento fundamental que hunde sus raíces en la celebración hebrea de la fiesta de Pentecostés, que era una antigua fiesta de la cosecha. Y a esta fiesta se le unía el sentido y el recuerdo de la donación de la Ley en el Sinaí bajo la conducción humana de Moisés.

 

Hemos considerado domingos atrás cómo durante los días de la fiesta hebrea de la Pascua Jesús es arrestado, crucificado, muerto y resucita. Entonces la Pascua adquiere un sentido cristiano de liberación de los pecados, las injusticias y la muerte.  De modo similar, con el relato de Pentecostés (cincuenta días después de la Pascua), Jesús envía su Espíritu Santo para que la comunidad creyente reunida en Jerusalén tome fuerza y valor para dar testimonio de Él en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra (Hch 1:8).

 

El AT, entonces, se prolonga y adquiere una dimensión universal en el NT que da cuenta de Jesús y su Espíritu para la misión de la Iglesia en el mundo.

 

 

MATERIALIDADES Y ESPIRITUALIDADES

 

Hoy en día existen muchas espiritualidades, tanto cristianas como de otras religiones, filosofías y prácticas de meditación. Vivimos en una época contradictoria en la cual abunda, por un lado, un “espíritu” materialista y consumista y, por el otro, la necesidad y la búsqueda de respuestas espirituales o trascendentes. Estas búsquedas, en nuestro mundo globalizado, se relacionan con las religiones históricas pero también con nuevos discursos de predicadores/as que no responden necesariamente a una religión establecida, institucional o reconocida desde la historia. Estamos inmersos en un mundo comercializado, donde la propaganda invade nuestra privacidad y nos  propone un sin fin de objetos, aplicaciones y tecnologías como baluartes de nuestra felicidad. En medio de ello recibimos de todos lados propuestas de discursos que se presentan como trascendentes y las iglesias históricas van quedando rezagadas en su testimonio público y como opción seria de un cristianismo bíblico, comunitario, reflexivo y ético.

 

 

 

HECHOS 2:1-11 Y EL AT

 

¿Nos puede aportar algo nuevo el relato de Lucas sobre Pentecostés? ¿O tal narración es solamente un “patrimonio” de las iglesias pentecostales?

 

Si estuviéramos en un grupo de estudio bíblico, antes de cualquier consideración interpretativa sobre Hechos 2, deberíamos leer Génesis 11:1-9, el relato sobre la torre de Babel, y Éxodo 19 cuando las tribus de Israel llegan frente a la montaña del Sinaí y Moisés sube para recibir el Decálogo. En la mitad de ese capítulo leemos sobre truenos y relámpagos, una espesa nube que cubre la montaña, un sonido fuerte que se va haciendo más fuerte, la montaña que humea y un fuego que se manifiesta. Moisés habla y Dios le responde.

 

También podríamos leer Isaías 11:11-16 y descubrir una profecía sobre el retorno de los israelitas exiliados en muchos países, desde donde vendrían a reinstalarse en la tierra de sus antepasados. Y podríamos agregar los capítulos de Isaías 60 y 62.

 

En Hechos 2 leemos sobre ruidos, viento, fuego y sobre judíos de la dispersión que se habían reunido en Jerusaleń. Esas referencias al AT nos señalan que Lucas, cuando escribió Hechos 2, no sólo contó con precisión de historiador lo que había ocurrido en Jerusalén durante esa fiesta hebrea después de la resurrección de Jesús, sino que además tomó en cuenta algunos escritos del AT que hacen referencia, por un lado, a la historia de Israel en el Sinaí con la donación de la Ley, y por el otro a la reunificación de su pueblo en la tierra que vuelve a ser la tierra de la promesa.

 

Entonces la Fiesta cristiana de Pentecostés adquiere una relevancia especial desde su unidad de sentido con la antigua historia de Israel y con las profecías del libro de Isaías. Lucas con ello nos quiere decir que la Iglesia que surge del movimiento de Jesús es la continuidad del Pueblo de Dios del AT. Jesús, entonces, no se contrapone a Moisés pero lo trasciende; el Espíritu Santo que “desciende” al pueblo reunido en Jerusalén no se contrapone a la Ley hebrea pero la trasciende; la Iglesia naciente no es el  opuesto de Israel pero lo trasciende. El AT es asumido desde Jesús como historia de la revelación de Dios en un trayecto misionero que ahora se desplaza del Israel étnico a la Iglesia que da testimonio en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta la misma Roma.

 

 

EL DON DE LENGUAS, LA PREDICACIÓN Y LA COMUNIÓN ESPIRITUAL

 

1.-   Frente a la narración de Génesis 11:1-9 sobre la dispersión de la humanidad y el surgimiento de muchos idiomas para todos los pueblos, nos encontramos en Hch 2:1-11 con dos relatos combinados sobre las lenguas: por un lado el hablar en otras lenguas, entiéndase como don de lenguas o glosolalia, que es un éxtasis místico y espiritual que manifiesta una vivencia ferviente de la unión con Dios; y por el otro la comunicación del evangelio en los idiomas en los cuales la gente puede entender (en aquel entonces: griego y arameo). Son dos tradiciones que Lucas junta para expresar con fuerza el origen de la Iglesia: la espiritualidad y la comunicación; lo sobrenatural que no se puede entender pero que se experimenta, y lo humano que se puede entender y también se experimenta. Dios y pueblo creyente reunidos y unidos bajo la fuerza del Espíritu Santo. La Palabra de Dios se hace presente y su Espíritu actúa inspirando al pueblo y motivándolo para sacarlo de su encierro y temor a fin de ser Iglesia del Resucitado.

 

2.-   ¿Qué es espiritualidad? ¿Qué es vivir en el Espíritu Santo? ¿Qué significa llevar una vida cristiana santificada? ¿Sólo los pentecostales poseen el Espíritu Santo?

 

Lucas en Hch 2 nos cuenta el nacimiento de la Iglesia por el poder del Espíritu Santo, la predicación de Pedro y la vida en comunidad. Registra acontecimientos fundamentales en la primera historia de la iglesia. Tres mil personas se convierten a Cristo resucitado. Pero la Iglesia no sólo creció en número sino en calidad de su fe por la percepción y la convicción del sentido de Cristo en sus vidas.

 

Son varias las columnas de esta narración en Hch 2:

* Éxtasis espiritual;

* la predicación en el idioma de la gente, p. ej. en el mensaje de Pedro a los presentes según Hch 2:14ss;

* la centralidad de la persona de Cristo resucitado para la Iglesia;

* una vida personal y comunitaria en sintonía con el amor solidario que Jesús manifestó en su ministerio, de acuerdo al testimonio de Hch 2:42ss.

 

3.-   Un gozo indescriptible une a los receptores del Espíritu Santo. Es un gozo que tiene consecuencias: para la vida de cada día, aunque muchos seguidores/as de Cristo sean pobres; y para la extensión del mensaje cristiano a muchos lugares de Palestina y fuera de ella.

 

4.-   ¿Qué es vivir según el Espíritu Santo?:

* ser llenos de la presencia de Dios y sentirla vivamente;

* ser receptores y portadores del mensaje del evangelio;

* vivir una ética que corresponde a lo que Jesús enseñó.

 

Hay personas “más espirituales” que otras, es cierto; pero también hay personas que entienden mejor el mensaje del evangelio y lo comunican para enseñar o dar testimonio; y hay personas que llevan una vida cotidiana acorde a Jesús, el Maestro y Señor, compartiendo amor, regalando alegría de vivir y abriendo sus corazones y sus casas como si fueran pequeños templos donde habita la presencia de Dios.

 

 

VIDA EN EL ESPÍRITU Y ECUMENISMO

 

El cristianismo se ha dividido históricamente en muchas iglesias y cada una de ellas tiene un perfil propio que le da identidad. P. ej. las iglesias pentecostales abonan una espiritualidad ferviente, exterior, pública, con oraciones, alabanzas y gestos corporales que se diferencian de la espiritualidad de otras iglesias. Otras iglesias tienen una tradición litúrgica basada en ritos, fórmulas y gestos fijos. Existen además iglesias con liturgias menos complejas y que dan especial énfasis a la predicación.

 

Todas son iglesias cristianas pero, evidentemente, no resulta sencillo ser miembro de una tradición e incorporarse sin sorpresas al culto de otra tradición cristiana. Se ha llamado en el ámbito cristiano al Siglo XX como el siglo del pentecostalismo y del ecumenismo, debido al crecimiento vertiginoso de las iglesias pentecostales en todos los continentes y al surgimiento, p. ej., del Consejo Mundial de Iglesias que reúne a iglesias protestantes, anglicanas y ortodoxas.

 

El ecumenismo no tiene por qué borrar las diferencias entre las iglesias pero es cierto que nos acerca para ayudarnos a compartir celebraciones, festividades, estudios, seminarios, publicaciones y declaraciones en común que nos representan a muchas iglesias. Asimismo el caminar ecuménico debe hacernos más humildes pues vamos conociendo otras tradiciones, énfasis teológicos, doctrinarios y prácticas de adoración y servicio, todo lo cual nos ubica a cada uno/a como parte de la Iglesia grande de Cristo en el mundo, no a cada tradición como la única y verdadera iglesia.

 

Cada congregación, denominación, familia confesional y movimiento ecuménico, está llamado a experimentar su propio Pentecostés. Es muy probable que “mi” Pentecostés no será igual al Pentecostés de otra tradición. No tenemos por qué imaginarnos que una iglesia debe ser el modelo ideal en todo para otra iglesia que todo lo debe aprender de aquella. Habrá orientaciones teológicas y prácticas, maneras de comprender la Biblia, tipos de liderazgos, desafíos misioneros, formas de ser Iglesia, que sí podrán estimularnos para aprender de otros; o nosotros para enseñar a otros… Pero no debemos pensar que todo se traslada automáticamente, que un modelo de iglesia se calca en otra iglesia para que ésta crezca, se renueve y experimente un avivamiento. Necesitamos orar y trabajar en comunidad para lograr un discernimiento de lo que nos falta y de lo que podemos aprender de otras experiencias cristianas. Seguramente nos ayudará mucho recibir a exponentes de esas iglesias hermanas que nos brindarán información y sugerencias, para que nosotros las evaluemos y comencemos a desarrollar con criterios tanto realistas como superadores de nuestra propia situación eclesial.

 

 

CONCLUSIÓN

 

Finalmente destacamos aquellos elementos imprescindibles para experimentar la fuerza del Espíritu Santo en la Iglesia, de acuerdo a Hch 2:1-11:

* ser Iglesia que se reúne formando comunidad;

* ser Iglesia que experimenta lo sobrenatural o trascendente según el Espíritu nos lleva a expresarnos (Hch 2:4c);

* ser Iglesia que predica el evangelio de modo que cada persona pueda comprender;

* ser Iglesia anfitriona que recibe a personas de la dispersión, particularmente en las grandes ciudades;

* ser Iglesia que no afloja su testimonio cuando hay personas o grupos que  se burlan o desean entorpecer su vida y misión;

* ser Iglesia que se goza al compartir las maravillas de Dios;

* ser Iglesia que, cuando se compone de personas de muy diversas procedencias y estratos culturales, sociales y económicos, sigue siendo comunidad de referencia porque tiene a Cristo como su guía y modelo permanente.



Pastor Dr. Álvaro Michelin Salomon
Buenos Aires, Argentina
E-Mail: alvaro.michelin.salomon@gmail.com

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