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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

1. Domingo de la Cuaresma, 10.02.2008

Sermón sobre Mateo 4:1-11, por Enzo Pellini

 

Reciban ustedes bendiciones de parte de Dios, el que era, es y ha de venir.

El nombre de este domingo primero de Cuaresma en la tradición de las iglesias de la Reforma es "Invocavit" pues viene del comienzo de la antífona latina: "Invocavit me, et ergo exaudiam eum" ---Me invocará y yo le responderé--- (Sal 91: 15)

Si pensamos en el término Cuaresma, el vocablo proviene del latín quadragesima (dies) (día cuadragésimo), en relación a estos cuarenta días y cuarenta noches de ayuno de Jesús en el desierto. La institución de la cuaresma se remonta a los primeros siglos del cristianismo, y las formas de su observancia fueron variando con el tiempo, debilitándose gradualmente el rigidez del ayuno y abstinencia (de todos los días, pasó a algunos días; a ninguna comida, a alguna comida o desayuno y a otros tipos de alimentos). Hoy es prácticamente inexistente la práctica cuaresmal, no quedando más que símbolos litúrgicos, los textos bíblicos y algún espíritu de meditación y sacrificio en pocos cristianos.

La cuaresma comenzó este miércoles de ceniza (6 de febrero) y termina en el día número cuarenta, es decir, al inicio del día de pascua (el próximo 23 de marzo). En realidad durante la Cuaresma (los cuarenta días de ayuno) se interrumpe el ayuno en los días domingos. Puesto que en la celebración del domingo se recuerda la victoria de Jesús sobre todos los poderes de las tinieblas. De allí se calculan los 40 días (desde el miércoles de Ceniza, sin contar los domingos).

El mensaje central de este texto para el día de hoy nos dice que la forma en que Jesús encara su ministerio debiera ser la forma que nos caracterice a los cristianos en nuestro propio testimonio.  Jesucristo a través de las tentaciones enumeradas en este Evangelio de Mateo, en primer lugar si bien siendo Hijo de Dios, reconocido claramente por el diablo (v 3) se muestra con total obediencia a la Palabra y humildad delante del tentador. Aunque también se muestra como Dios omnipotente y soberano cuando nos concentramos en el pedido que Satán le hace de mostrar algún milagro. Enseñándonos también que si bien es él un Dios de poder, lo es de sabiduría, reservando su poder para sus hijos verdaderos. Jesucristo nos muestra mediante el sufrimiento del ayuno que él es un Dios que asume los sufrimientos de las personas y quiere sacrificarse por nuestro propio pecado y dolor. Con ello quiere mostrarnos que los sufrimientos no son el plan de Dios para con su pueblo y por tanto por medio de su Hijo quiere asumirlos, así como asumió todos los pecados y demás sacrificios en la cruz del calvario. Hoy sin embargo hay muchos que piensan en este relato de las tentaciones, fijándose en las características históricas y detalles secundarios del relato mismo, pensando que lo más importante de este relato son los sacrificios (como el ayuno) al cual se dedica Jesús, pensando que lo más importante es eso, imitando el comportamiento de Jesús, pero sin darse cuenta que el mensaje es otro. Hay símbolos en este suceso de los cuarenta días en el desierto. Uno de los símbolos es precisamente ese, que Jesús asume los sufrimientos y carencias del mundo, quiere por tanto mostrar -así como el pecado en la cruz- que él quiere asumir ese sufrimiento y esa carencia de su pueblo, quiere mostrar que reconociéndole como Dios, estaremos en condiciones de aprender a sortear y a ver desde otra perspectiva los sufrimientos que este mundo nos depara diariamente.  Jesús no quiere identificarse con el poder humano (v 8) sino que quiere en la grandeza de su humildad identificarse con el verdadero poder, el de Dios. Quiere que veamos que él es el verdadero poder y no en el mundo ni en Satán. Durante todo el evangelio de Mateo Jesús asumirá todo el sufrimiento y el rechazo y burla de la gente con la sola intención de enseñarnos a ver que él no es un Dios que nos deja solos sino que a través del sacrificio único e irrepetible que asume, lo quiere hacer por nosotros para darnos una vida más plena (una vida en abundancia) no sólo en el cielo sino a partir del momento en que reconocemos su filiación divina y su poder, su omnipotencia, su autoridad, su supremacía.

El mensaje central de las tentaciones es similar al de la cruz, no es un mensaje de derrota, depresivo, o de fracaso, de humillación o "cruz" como muchas veces fue mal interpretado a lo largo de la historia de la iglesia. El mensaje de las tentaciones que la iglesia lo introdujo en el tiempo "penitencial" de la Cuaresma es sin embargo un mensaje, así como el de la cruz, de victoria, de vida plena, de felicidad, de gozo, de milagro y de poder celestial que irrumpe de una vez por todas en este mundo incrédulo y atestado de diablo. En el momento que aceptemos que Jesús, ya venció, dejaremos de ver la cuaresma como un tiempo funesto y fúnebre (así como muchos ven también a la  semana santa) y leeremos la Biblia a la luz de la victoria de Jesús. Los cristianos nos concentramos a menudo más en las derrotas y fracasos de la falta de confianza humana que en la victoria y poder del resucitado y siempre eterno Hijo de Dios.

Este domingo primero de Cuaresma tiene como tema base la historia de la tentación de Jesús. El concepto "tentación" ha llegado a parecer entretanto un concepto anticuado, más que nada ante las preguntas cada vez más claras que formulan los que son tentados. ¿Hay tentaciones en realidad? ¿No surge acaso la tentación desde el interior de uno mismo? Por supuesto que hay que considerar estas preguntas, en el momento de hablar de tentaciones. La imagen de un tentador con cuerpo físico, como el diablo, puede provocar ciertas sonrisas; ocuparse en las prédicas de hoy en día con imágenes así es ciertamente engorroso, por no decir imposible. Sin embargo las preguntas de los tentados siguen: ¿Se trata de la persona misma o de fuerzas externas, malignas?  La tentación en el tiempo presente proviene de la misma fuente que tentó a Jesús y en nuestros días quiere hacernos creer que la derrota, el sufrimiento y la muerte, la falta de poder celestial pueden llegar a entrar hasta dentro de nuestras iglesias y de los cristianos. La buena y única manera de hacerle frente así como Jesús lo hizo y triunfó, a ese tentador, es simplemente aceptar que Dios es un Dios de poder aún hoy en el siglo XXI y que se mueve con omnipotencia y vida plena para con todos sus hijos e hijas.

En este domingo escucharemos la historia de la tentación de Jesús y podremos darle gracias a Dios que tenemos en él a un sumo sacerdote-sin pecado-que por medio de su sacrificio nos ha redimido. Sólo teniendo a la vista a este sumo sacerdote podremos ser consolados, ante el poder constante de la tentación que suframos.

Amén.

 



Pfarrer Enzo Pellini
Parroquia Basavilbaso, Entre Ríos
Congregación Evangélica San Antonio
Iglesia Evangélica del Río de La Plata

E-Mail: enzopellini@yahoo.de

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