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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

2º Domingo después de Navidad / Domingo de Epifanía, 06.01.2019

Sermón sobre Mateo 2:1-12, por Christian Stephan

Introducción

 

¡Queridos/as hermanos/as!

 

Pocas cosas despiertan tanto interés en los niños como el anuncio de algún hecho importante. Sea un viaje, un festejo, la visita de algún familiar o el nacimiento de un/a hermanita/o. El interés y la ansiedad por la llegada de ese momento se sienten a flor de piel. En muchas ocasiones se hace difícil para los pequeños poder aguantar y tener la paciencia necesaria hasta que llega el día, la hora, y hasta el minuto del hecho anunciado. Sumado a eso hay muchas expectativas. Como desean que sea el festejo, que habrá de suceder y tantas otras cosas más que despiertan la imaginación.

Pero siendo sinceros, no es solo una característica de los niños. También los adultos tenemos que aprender a manejar nuestra ansiedad y queremos que aquello que esperamos suceda "ya" y "ahora".

 

(Aquí se puede compartir un historia personal breve)

 

Pero, si bien la espera es en algunos momentos "difícil", el momento en que sucede se lleva todos los "flashes" (toda la atención), como se suele decir en la jerga popular. El cumplimiento o realización de algo que se anhelaba se carga de emociones y una alegría indescriptible. Los corazones laten rápido y las emociones se perciben en todo el ambiente.

Cuando leí por primera vez el texto del Evangelio de este Domingo, pensé en todas estas expectativas y emociones tan características para nosotras/os. ¡Cuánto más cuando se refieren al milagro de la Navidad, del nacimiento de Jesús! Escuchemos lo que sucede poco tiempo después del nacimiento de Jesús...

 

Lectura del texto: Mateo 2,1-12

Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo en que Herodes era rey del país. Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios del Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, y preguntaron:

¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo.

El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a todos los habitantes de Jerusalén. Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Mesías.

Ellos le dijeron:

—En Belén de Judea; porque así lo escribió el profeta: “En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel.”

Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios, y se informó por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Luego los mandó a Belén, y les dijo:

—Vayan allá, y averigüen todo lo que puedan acerca de ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a rendirle homenaje.

Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho. 11 Luego entraron en la casa, y vieron al niño con María, su madre; y arrodillándose le rindieron homenaje. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra. 12 Después, advertidos en sueños de que no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

 

Hasta aquí la lectura del Evangelio, les invito a reflexionar sobre este texto teniendo en cuenta, por un lado lo expresado antes de la lectura; pero a su vez también les invito a descubrir el sentido de este mensaje que hasta el día de hoy sigue siendo actual.

 

Desarrollo

Quiero limitarme a 5 aspectos presentes en este texto del Nuevo Testamento:

 

  1. Cumplimiento de la promesa: durante años hubo en la tradición del pueblo de Israel el anuncio de que llegaría el día en que el Mesías, el Salvador se haría presente en este mundo, en esta tierra.

Si bien había diversas expectativas de cómo sería esa venida, es importante resaltar que este texto refleja la historia del cumplimiento de esa promesa. Es el nacimiento de un nuevo Rey, con características muy peculiares. Un Rey que nace en la sencillez y la pobreza, que nace absolutamente frágil y falto de cualquier tipo de poder. Un establo, un niño, un pesebre. Una promesa, una expectativa, una llegada. Emanuel: Dios con nosotros.

Es justamente ese cumplimiento de la promesa lo que trae gran alegría.

 

  1. Gran alegría: Los sabios del oriente se llenan de una gran alegría. De una vez por todas, se cumple la promesa. Quizás su mayor virtud fue reconocer el cumplimiento de la promesa de Dios mas allá de que no fuese de la manera esperada por la gran mayoría. ¿Un Dios todopoderoso que se hace presente en la historia encarnándose (que se hace humano) como un niño que es el esperado Rey? Admirable. Quizás nosotros mismos no tendríamos la capacidad que ellos tuvieron: reconocer a Dios junto a ellos en el pequeño niño Jesús.

Pero ellos se dan cuenta, reconocer a Dios allí presente de manera única y especial, y ese reconocimiento -se cumple la promesa- les llena los corazones de alegría. Alegría como la de los/as niños/as o como la nuestra cuando algo tan anhelado y esperado sucede.

 

  1. Rinden homenaje: el complimiento de la promesa de Dios que llena a los sabios de oriente de gran alegría les lleva a rendir un homenaje a su nuevo Rey. Oro, incienso y mirra. Estos símbolos remiten al reconocimiento de quién es ese niño llamado Jesús. El nuevo Rey. El Mesías esperado. El Salvador.

 

  1. Jesús es comprendido tanto como Salvador, al igual como Rey: este aspecto es sumamente interesante. Los sabios del oriente tienen la capacidad de comprender que implica que Dios esté allí presente en el pequeño niño del pesebre. No se trata solamente de comprender de otra manera la fe personal y la relación con Dios. Los sabios del oriente comprenden con toda claridad que el nacimiento de Jesús, la llegada del Mesías, sobrepasa las fronteras del templo y trae una transformación, un cambio, una nueva mirada sobre todas las áreas de la vida. Es el Salvador, sin lugar a dudas. Pero no tiene un mensaje solamente para que tenga implicancias de las puertas del templo para adentro, muy por el contrario, el reconocerlo como Rey pone de manifiesto que Dios quiere estar para su pueblo, acompañando y guiando a su pueblo de una forma muy particular.

 

  1. Herodes se siente desafiado o en riesgo: este último punto no es menor. Muchas veces pasa desapercibido, por concentrarnos en otros aspectos del texto. Pero Herodes, el Emperador, tiene un cierto temor. Por eso encomienda a los sabios del oriente a que regresen y le traigan información. Por decirlo de una forma: Herodes quiere saber qué tan riesgoso es ese nacimiento del niño Jesús para su gobierno. En otro texto posterior a este puede conocerse la crudeza de las decisiones que Herodes toma por temor a perder el poder, mandando matar a todos los niños menores de 2 años de la región en que nació Jesús. Herodes se da cuenta: este nacimiento, este cumplimiento de la promesa no es algo irrelevante; traerá consecuencias no solo para la relación con Dios, sino también para la manera en que se definen y se viven las relaciones humanas.

 

 

Conclusiones

Querida comunidad:

 

Tan solo pocos días atrás recordábamos nuevamente el nacimiento de Jesús. En diversas Iglesias, a lo largo de todo el mundo, se han encontrado comunidades para realizar pesebres vivientes o teatros para redescubrir el mensaje de ese nacimiento. ¿Qué significa ese nacimiento? ¿Qué implicancias tiene la afirmación "Emanuel" - Dios con nosotros? Ese nacimiento hizo historia si pensamos que aquí estamos ya más de 2.000 años después recordándolo.

No solamente se trata de un nacimiento que abre la posibilidad de redescubrir a Dios, su mensaje de vida, la buena noticia de su presencia y cercanía.

Se trata también del deseo de Dios de compartir con toda claridad un mensaje transformador de la vida. Dios demuestra que supera todas las barreras para caminar junto a su pueblo. Que supera todas las barreras para compartir aquello que es su identidad: estar cerca de quienes sufren, caminar junto a los que no la pasan bien en la vida, compartir con quienes son excluidos, y tantas otras enseñanzas que nos ha dejado Jesús con su testimonio.

 

Es justamente lo que nos recuerda este Domingo de Epifanía: Dios se ha manifestado, se ha mostrado tal cuál es. ¿Querés saber cómo es Dios y cuál es su deseo para nuestras vidas? Entonces hace como los sabios del oriente, acercate y admirá. En Jesús se cumple una promesa que quiere llenar nuestra vida de alegría: Dios no se queda lejos mirando cómo nos va en la vida, no; Dios se acerca en Jesús a nosotras/os para mostrarnos que quiere estar a nuestro lado. Pero el nacimiento de Jesús es también un gran desafío a repensar la manera en que nos relacionamos, en que compartimos. Es invitación a redescubrir nuestra fe. Pero es también repensar nuestras estructuras sociales y políticas.

El nacimiento de Jesús, el mensaje de la Navidad, Dios presente en este mundo, no es un mensaje que quiere quedarse encerrado en los templos (en la Iglesia), es un mensaje que quiere trascender las fronteras para ayudar a construir una sociedad más justas, sin opresores y oprimidos. Con personas libres de ataduras que impidan amar, y superar barreras, así como Dios mismo lo hizo.

 

La alegría es completa, porque toda la vida está incluida en el cumplimiento de la promesa. La salvación no es solo un aspecto de fe, Dios quiere ocuparse de toda nuestra vida. De nuestras relaciones. De nuestro compartir. De la forma en que convivimos. Es una invitación y un llamado que le quiere dar una identidad nueva a nuestra fe, a nuestra vida y a nuestra sociedad.

 

Que Dios nos ayude a comprender ese mensaje hoy y nos guíe a lo largo de todo este nuevo año que tenemos ante nosotros para poder sentir su presencia y para que podamos dejarnos transformar por ella. Que así sea. Amén.

 

Bendecido 2019.



Pastor Christian Stephan
Asunción, Paraguay
E-Mail:

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