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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

6º Domingo después de Epifanía (Septuagésima), 17.02.2019

Sermón sobre Lucas 6:20-26, por Stella Maris Frizs

Entre sus muchos seguidores, Jesús acababa de elegir a sus doce apóstoles. Esto sucedió en un cerro donde Jesús se pasó la noche orando a Dios. La oración era el recurso utilizado antes de tomar decisiones importantes o antes de enfrentarse a situaciones angustiantes, como lo era su propia muerte.

Una vez que hubieron bajado del cerro, y ya ubicados en el llano, mucha gente de los alrededores se acercaban a Jesús para oírlo y para que los curara de sus enfermedades. Él era la persona elegida para traer liberación, para poner fin a las humillaciones, para dar curso a una sociedad más justa, más humana, más solidaria.

Fue entonces que Jesús miró a sus seguidores y pronunció cuatro sentencias llenas de esperanza y cuatro advertencias encabezadas por “ayes” que se contraponen a las primeras.

El texto tiene una connotación presente (“Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que acaban de oír” Lc 4:21) pero también tiene una proyección futura. Apunta al Reino de Dios en toda su plenitud, con premios y castigos.

En la parábola del rico y Lázaro (16:19-31) vemos claramente como los roles se invierten después de la muerte: el sufrimiento de Lázaro tuvo su recompensa; el bienestar del rico se transformó posteriormente en un tormento.

Estas bienaventuranzas que contienen afirmaciones que parecen contradecir el sentido común, han servido de inspiración, de consuelo, de estímulo para quienes sufren o se ven privados de tener sus necesidades básicas satisfechas. Aunque también han servido para interpretaciones incorrectas, justificando la pobreza o la “supuesta” persecución.

Literalmente hablando no creo que Jesús haya querido decir que debemos ser eternamente pobres, pasar hambre, llorar y sufrir desprecio por ser sus seguidores. Porque total, en la otra vida seremos recompensados. O a la inversa, pensar que ser ricos, estar satisfechos, reírse y ser alabados (valorados) implicará sufrir una condena o castigo.

No sería justo y además sería contradictorio con infinidad de textos donde Jesús afirma que vino para que tengamos vida plena y abundante ahora.

Entonces debemos mirar el texto en función del Reino, un Reino que ya está entre nosotros, aunque sigue viniendo.

 

  1. Jesús nos invita a ser humildes, a tener un espíritu de pobre, a poner toda nuestra confianza en Dios y no en las cosas materiales, a mirar el ejemplo de las aves y ver cómo crecen los lirios del campo (Mt 6:25 ss); a ser desprendidos y generosos; a dar aunque sea un vaso de agua, porque nada (por insignificante que sea) quedará sin premio (Mc 9:41)
  2. Jesús nos invita a tener hambre; hambre y sed de justicia (Mt 5:6) Hambre de verdad, de libertad, de paz. Hambre de vida plena, digna. Hambre de compañía, de abrazo, de reconocimiento, de trabajo digno. Hambre que no se sacia apenas comiendo unas algarrobas (Lc 15:16) sino estando junto al padre que celebra la vida.
  3. Jesús nos invita a no ser indiferentes, indolentes, apáticos. Porque cuando esto sucede, es decir cuando nos comprometemos y solidarizamos, cuando hacemos nuestro el sufrimiento del otro, sufrimos y hasta lloramos. Lloramos de bronca, de impotencia, de indignación. Eso no significa que nuestra vida ha de ser un mar de lágrimas. Jesús también nos invita al gozo, a la alegría, a la fiesta…pequeños anticipos de la felicidad completa (v.23)
  4. Finalmente Jesús nos invita a no dejarnos intimidar por quienes afirman que ir a la iglesia, trabajar para ella, tener fe o estar comprometido con una obra diacónica, es perder el tiempo. El solo hecho de ser cristianos comprometidos que levantan la voz de protesta, denunciando o reclamando, incomoda y molesta. Por eso el insulto o el desprecio.Querida comunidad: *Somos bienaventurados o dichosos porque ponemos nuestra confianza en Dios por sobre bienes, riquezas y prestigio.*Somos bienaventurados porque aún en medio de la tristeza y las lágrimas, tenemos la certeza de ser premiados por cada gesto, cada acción, cada palabra expresada con amor.Este es el desafío que se desprende del texto. La misión de la Iglesia (a partir de las enseñanzas de Jesús) pasa por el decir y el hacer; por el hablar y el actuar, por la proclamación y la diaconía.
  5. Esto es lo que realmente cuenta ante Dios. Que así sea.
  6. *Somos bienaventurados porque no buscamos popularidad ni acomodamos el evangelio a nuestra conveniencia. Sino que tratamos de vivirlo de manera coherente como lo hizo Jesús.
  7. *Somos bienaventurados porque no vivimos solo del pan material sino de la Palabra que sacia nuestra hambre de vida diferente.
  8. Nosotros somos bienaventurados. No por ser pobres, o tener hambre, o llorar, o ser burlados.
  9.  
  10. No hemos de interpretar el texto en el sentido que si te cierran la puerta es sinónimo de maltrato o persecución. Y por eso “Bienaventurados somos”. No.


P. Stella Maris Frizs
Basavilbaso, Entre Ríos, Argentina
E-Mail: stellafrizs@hotmail.com

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