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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Domingo de Pascua, 21.04.2019

Sermón sobre Lucas 24:1-12, por Cristina La Motte

La historia de Jesús y la buena noticia de la resurrección que él nos trae, la cuentan los cuatro Evangelios, cada cual a su modo. Esto nos permite tener una imagen amplia de lo sucedido en ese día que se puede reconstruir leyendo los pequeños detalles que cada evangelio resalta.

Para este domingo el leccionario prevé seguir la historia según la cuenta el Ev. de Lucas

En este marco quiero invitarles a poner una lupa en la voluntad del evangelista de predicar el discipulado de iguales. Es decir la gente del círculo íntimo y los que apenas eran cercanos, trabajadores pobres y gente adinerada, varones y mujeres.

Jesús eligió llevar a cabo su ministerio rodeándose de alguna gente, un grupo de varones que le acompañaban, que tienen nombre y son un grupo de 12 que es un número simbólico para el pueblo de Israel que recuerda a las 12 tribus de Israel, por ejemplo.

Aún así, leyendo detenidamente, vemos que los evangelistas muestran que también hubo otra gente que rodeaba a Jesús, que seguía su ministerio, lo esperaba y lo hospedaba porque apoyaban su ministerio, lo que él enseñaba y hacía, lo que representaba como nuevo proyecto social por el cual anunciaba que todos y cada una somos hijos de Dios.

En la tensa y triste situación de aquel amanecer, unas mujeres fueron a cumplir con el procedimiento que la cultura indicaba para el tratamiento de los muertos, último y amoroso cuidado.

Ellas fueron las primeras que se confrontaron con la realidad de la resurrección. Las primeras testigos.

A ellas se les preguntó: ¿Por qué buscan entre los muertos a quien está vivo?

Estas mujeres tienen nombre y una historia. Conocemos a María Magadelna (a quien Jesús le expulsó algunos demonios, aunque la habían señalado como prostituta, tal vez porque no era ni pobre ni rica sino porque tenía capacidad de liderazgo); a Juana, que en otro tramo del evangelio se relata que era la esposa del “ministro de economía” (administrador), de Herodes. Es importante conocer a Juana para saber que a Jesús no lo seguían solamente las personas excluidas de la sociedad, sino también la gente que entendía el concepto de su mensaje. También sabemos de María, la madre de Santiago que era un pescador… lo que hoy sería un obrero.

Ciertamente estas mujeres de tan diversos orígenes no estaban juntas por haber tenido una historia en común sino que estaban unidas en torno al movimiento que Jesús había generado, ellas eran discípulas de Jesús…

Así como el texto habla de estas mujeres conocidas, continúa con un: “las otras mujeres…” que tal vez todos conocían pero nosotras no.

El Evangelio cuenta que estas mujeres, aún en medio de la sorpresa, recordaron que Jesús ya les había dicho que iba a resucitar. Habiendo constatado que esto era verdad, dice que: “al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once discípulos” (que conocemos por nombre, sabemos que ahora son 11 porque Judas lo traicionó). A ellos que estaban encerrados por el miedo que les causaba la situación del momento, a ellos les contaron pero también: a todos los demás…

Hoy celebramos la Pascua de Resurrección a partir del anuncio:

NO BUSQUEN ENTRE LOS MUERTOS A QUIEN ESTÁ VIVO

NO ESTÁ AQUÍ HA RESUCITADO!!!!

Este es el primer anuncio de la resurrección. Pero Jesús se apareció a muchos más. Por ejemplo a aquella pareja de caminantes que se volvía a Emaús, que no sabía que era Jesús, pero que pudo percibir su presencia y lo invitó a pasar a quedarse con ellos en su casa.

Nosotros tal vez, como parte de las otras mujeres… los discípulos y todos los demás… también en algún momento de nuestras vidas hemos podido percibir que estaba caminando a nuestro lado, tomando nuestro paso; y de esta manera nos convertimos en testigos, junto a Tod@s los demás, de que Él no está entre los muertos sino que ha resucitado

Pero la presencia del resucitado no es azarosa. Tal vez nuestro trabajo es hacer un lugar, prepararlo, andar por caminos dignos de su andar, para que Él camine a nuestro lado, para que Él entre en nuestra casa, en nuestros templos y en nuestra búsqueda de justicia y así podamos descubrir su presencia en los momentos más simples, y que se siente a nuestra mesa para compartir el pan.

Que el Dios de la Vida nos acompañe en nuestras vidas para transformarlas y traernos el calor de su presencia. Amen



Pastora Cristina La Motte
Buenos Aires, Argentina
E-Mail: cris_lamotte@hotmail.com

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