Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

12. Domingo después de la Trinidad , 08.09.2019

Seguimiento sin lugar a términos medios
Sermón sobre Lukas 14:25-33, por Peter Rochon

Donde esté tu centro, allí estará tu “seguimiento”:

Mucha gente seguía a Jesús; y él se volvió y dijo: «Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? De otra manera, si pone los cimientos y después no puede terminarla, todos los que lo vean comenzarán a burlarse de él,  diciendo: “Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.” O si algún rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a quien va a atacarlo con veinte mil? Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos, le mandará mensajeros a pedir la paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo.

Hace casi cien años Sigmund Freud publicaba “Psicología de las Masas y Análisis del Yo”, iluminando la dinámica “inconsciente” que nos lleva a actuar de forma diferente, a lo habitual, cuándo somos parte de una masa, en la que nos confundimos cómo anónimos. Una de las características de ese actuar es el predominio de los “afectos” por sobre la “razón”, a lo que podríamos sumar en esta parte del mundo, un coraje inusual para enfrentar los desafíos. 

Jesús se vuelve e interpela a la masa que lo sigue, les plantea con absoluta transparencia los términos en los que deberán continuar ese camino, ya no movidos sólo por el impulso irracional de un ser parte de algo único o estar deslumbrados por aquello de lo que eran testigos, sino sostenidos por una decisión consciente del alcance del seguimiento y las implicancias para sus vidas.

Jesús nos hace una propuesta sin lugar a términos medios, si Él no es el centro de nuestra vida, no podremos ser sus discípulos. Toda nuestra atención, todos nuestros proyectos, todo nuestro deseo necesita estar puesto en Él. Sólo así podremos ser libres señores de todas las cosas y no estar sujetos a nadie (Martin Lutero, La libertad cristiana), ese nuevo vínculo que nos propone Cristo con nuestros pares, nuestra familia y con cada ser humano, nos permite superar nuestros modelos vinculares, a nuestra lógica de cierta “normalidad” para reencontrarnos con cada hermano y cada hermana teniendo a Cristo como centro.

Es en ese entramado vincular nuevo y sano donde nuestros dones encuentran su verdadera potencia, ya no en función de nuestros proyectos personales, sino puestos efectivamente al servicio del Reino de Dios. Jesús nos invita a superar esto que recibimos como realidad y buscar su Reino en todo lo que hacemos, poniendo nuestros deseos individuales y nuestros pequeños éxitos en un segundo lugar en función del nosotros del Reino, pues ser discípulos en el siglo XXI no siempre nos exigirá un martirio hasta la muerte,

pero nos demanda una opción consciente y militante en favor de un nosotros que cuide la creación por sobre el avance del mercado, que atienda las necesidades de millones de hambrientos antes que las ganancias de unos pocos; que vele por cada persona que sufre violencia, discriminación o abuso, buscando justicia y reparación.

El seguimiento es entonces una respuesta cotidiana que como cristianos debemos asumir o rechazar. No es un simple trámite, una cosa más en la lista. Así como encarar la construcción de una torre o una guerra, el discipulado debe asumirse sesudamente, no a la ligera o sin estar totalmente dispuestos.

Y cuando Lucas entiende que estar totalmente dispuestos es dejar todo lo que tenemos, responde a la convicción de que las riquezas terrenales son también un estorbo y una distracción. Podríamos decir más, la lógica con la que nuestras vidas se organizan, muchas veces tiene por centro objetos materiales o simbólicos, necesarios o suntuosos que hemos incorporado a nuestra vida naturalizándolos, al punto de no poder imaginarnos sin ellos. Al punto que nuestra fe, nuestra vida en comunidad con Cristo y con los demás hermanos y hermanas se vuelve secundaria. 

Cada año asistimos a la misma encrucijada con nuestros jóvenes y sus familias. No hay tiempo para el curso de confirmación, la escuela de doble jornada, los deportes con dedicación profesional y obligaciones en cada espacio de la agenda, de manera que algo debe caer para que entre “eso”, el curso de confirmación. Casi como una metáfora de ese vínculo, dificultoso o casi desconocido para algunos.

No se trata entonces de convertirnos en ascetas o vivir en total aislamiento del mundo, sino de darle a cada cosa el lugar que le corresponde y a Cristo el centro de nuestra vida. Así podremos ser verdaderamente libres y plenamente discípulos. 

Dios de la vida, sostennos en medio de nuestra fragilidad como lo haces siempre, no dejes de llamarnos en medio de nuestra dispersión, no dejes de mirarnos con misericordia, pues tu sabes cuánto te necesitamos, cuánto nos cuesta responder a tu llamado. Llena nuestra vida de sentido, vuelve a ser nuestro centro. Amen.



P. Peter Rochon
Buenos Aires, Argentina
E-Mail:

(zurück zum Seitenanfang)