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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

penúltimo domingo del año de la iglesia , 17.11.2019

Luciérnagas en la noche
Sermón sobre Lucas 21:5-19, por Estela Andersen

Se está acercando el verano en este lugar del mundo… un tiempo de noches cálidas y de sentarse afuera, disfrutando del maravilloso espectáculo que nos ofrece la naturaleza: un cielo estrellado, la luna que nos mira… y las luciérnagas jugando a las escondidas en los pastizales y en el jardín. (enciendo una vela en un vaso de vidrio) La luciérnaga o bichito de luz, como se la llama también, no se destaca mayormente cuando la miramos en detalle, es un insecto alargado del tipo cascarudo, que puede volar. Solamente una pequeña luz debajo del vientre brilla con una luz fosforescente en las cálidas noches de verano, y eso las hace diferentes.

 

El evangelio de Lucas habla acerca de la oscuridad y la luz, y de brillar en la oscuridad. Hace varios años, este texto fue elegido por las mujeres de Sudáfrica para el Día Mundial de la Oración, para hablar acerca de su lucha contra el apartheid, a través de una red oculta de mujeres de diferentes grupos étnicos. La situación de violencia, discriminación y desigualdad de oportunidades en ese país fue el contexto ideal para esas mujeres de dar testimonio de Cristo, de brillar en la oscuridad. El símbolo que ellas utilizaron fue el arco iris.

 

En el texto podemos reconocer fenómenos que están ocurriendo hoy en el mundo: guerras, dictaduras, violencia de todo tipo, hambre, pobreza, sequías, terremotos, sunamis, huracanes, incendios… fenómenos que se explican de diversas formas. Temas que están en las agendas no sólo de los países y gobiernos, sino también en diferentes entidades civiles a nivel mundial: Green Peace, Unicef, etc; al igual que las Iglesias, en sus diferentes formas: CMI, DMO, FLM, Pan para el Mundo, etc.

 

Jesús habla acerca del fin de los tiempos como algo inminente, y eso ha generado a lo largo de los tiempos innumerables interpretaciones por parte de las Iglesias, algunas apocalípticas, y otras no tanto. Pero siempre esta afirmación de Jesús genera una incertidumbre en las personas… de hecho, las mismas preguntas que le hicieron a Jesús, surgen entre nosotros: “¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá…?”

Muchos grupos cristianos consideran que tanto las catástrofes producidas por los seres humanos como las de la naturaleza son señales claras de que el fin de los tiempos está cerca y que todo va a terminar en un gran fuego. De esa manera, se presentan como el refugio y el canal de salvación para todas esas personas angustiadas por ese fin inminente. Dios es un destructor, como una gran bomba, que tiene en su mano en reloj marcando la cuenta regresiva, y quien quede afuera… arderá irremediablemente.

 

Es verdad que Jesús habla de destrucción, pero también dice: “Cuando oigan de guerras y de revueltas, no se alarmen, porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente”. Toda la violencia ejercida por la humanidad sobre sí misma y los desastres naturales: “… les será ocasión para dar testimonio”. Todas estas situaciones oscuras que como humanidad estamos viviendo son la oportunidad para brillar… si bien el brillar en la oscuridad puede ser peligroso.

Es por eso que Jesús nos dice que no nos preocupemos de antemano, porque “nos dará palabra y sabiduría”. Él no propone una respuesta violenta a la violencia recibida, todo lo contrario, nos garantiza que “ni un cabello de nuestras cabezas perecerá”, y nos llama a ser pacientes, a no desesperar, sino mantenernos firmes en la resistencia no violenta.

 

Tengo la impresión que como humanidad estamos buscando repetir historias pasadas. Historias que sólo terminaron en violencia y muerte. Y como cristianos parecería que no logramos despegar de esa misma idea. Mientras que Jesús en este texto nos deja claro que, si le pertenecemos, no podemos responder de la misma manera o con las mismas herramientas que los violentos.

 

Por eso es que la imagen de las luciérnagas es simbólica. Porque como cristianos somos pequeñas herramientas de Dios transformando el mundo. Nuestra tarea no es figurar ni destacarnos, sino estar en el momento preciso con la ayuda precisa. No podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar nuestra forma de actuar e iluminar los momentos oscuros.

 

Jesús nos llama a ser pacientes y confiar que estamos en sus manos, más allá de la situación por la que atravesamos. Actualmente hay muchas personas, muchas familias desesperanzadas por la violencia en la que se encuentran o la falta de oportunidades. Vivimos un tiempo muy especial en el mundo, por lo que como cristianos tenemos una gran tarea por delante. Jesús nos llama a ser luz, a aprovechar este tiempo para mostrar que existe una forma de vivir muy distinta a la propuesta de un mundo competitivo, consumista, en donde gana el más fuerte, en donde demasiadas personas son descartadas (por joven, por niño, por viejo, por discapacidad, por orientación sexual…).

El mundo no está cada vez peor, ni va a terminar en una gran explosión; más bien está esperando que volemos con nuestra luz iluminando de esperanza a tantas personas que necesitan saber lo importantes que son para Dios y también para nosotros. El volar tiene un costo, exige nuestro esfuerzo, pero bien vale la pena. Amén.



Pastora Estela Andersen
Gral. Alvear (Entre Rios), Argentina
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