Göttinger Predigten
Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach
Domingo deTrinidad, 18.05.2008
Sermón sobre Mateo 28:16-20, por Germán López-Cortacans
Queridos hermanos y hermanas:
Vivimos tiempos de crisis y desencanto. Los medios de comunicación nos recuerdan que el incremento de la pobreza y de la marginación y el aumento del desempleo, entre otros factores, apuntan a una crisis del Estado del Bienestar. Nuestra sociedad moderna se ha quedado sin un horizonte claro que permita una verdadera esperanza. Ha disminuido, hasta casi desaparecer, la expectativa misma de que pueda oírse realmente una buena noticia para la humanidad. Se nos invita, más bien, a aceptar lo inevitable del realismo y del pragmatismo. Nada de utopías ni de buenas noticias.
Ante este panorama, una pregunta debe nacer dentro de nosotros: ¿Se puede despertar en el mundo actual la expectativa de que puede haber «algo realmente nuevo y bueno» en lo que anuncia y realiza la Iglesia de Jesucristo? Pero esta pregunta debe ser contestada primeramente por su iglesia. Porque quizás algunos de nosotros somos como aquellos discípulos que dudaban de las palabras y acciones de Jesús y no se acababan de creer sus palabras y hechos. Dicho de otro modo: ¿realmente creemos, vivimos y experimentamos la novedad única del evangelio de la Vida? Sólo desde la profunda convicción de vivir la novedad del evangelio, podremos ser, por la acción del Espíritu, anunciadores de la buena noticia.
Por otro lado, debemos reconocer con dolor, que para bastantes hombres y mujeres alejadas de la fe, el cristianismo no tiene ninguna novedad; por otra parte, quizás no guardan buen recuerdo de su propia experiencia dentro de la Iglesia. Al mismo tiempo, comprobamos con frecuencia que nuestra acción pastoral no logra llevar a las nuevas generaciones el Evangelio de Jesucristo como una noticia que pueda ser experimentada como buena. Es por ello que hoy el Evangelio nos interpela con una pregunta: ¿Hemos perdido los creyentes capacidad para presentar la salvación cristiana a los hombres y a las mujeres de hoy como una Buena Nueva? Es por ello que debemos ir nuevamente a Galilea, al monte y escuchar las palabras de Jesús: "id". Este imperativo nos interpela a reconocer nuestra falta de compromiso con nuestro prójimo pero a la vez nos anima a reconsiderar nuestra autentica vocación: el ser hombres y mujeres que han conocido al Maestro y que son enviados por Él a compartir y vivir el Evangelio de la Vida y la esperanza a todas las naciones. ¡Vivamos el Evangelio, proclamemos el Evangelio ¡. Amén.