¿Cómo piensa Dios?

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¿Cómo piensa Dios?

Marcos 8:31-38 | Feb 28 2021 | Estela Andersen |

Reciban ustedes bendiciones y paz de parte de Dios, El que era, es y ha de venir. Amén.

El texto de hoy, Segundo Domingo de Cuaresma se encuentra en el evangelio de Marcos 8:31-38:

“Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que le matarían y que resucitaría a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás!, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»

Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»” Amén.

Jesús rechaza a Pedro cuando intenta persuadirlo para que abandone los planes que acaba de compartir con sus discípulos. Le dice: «¡Quítate de mi vista, Satanás!, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»

Le dice “Satanás”, que es el “Tentador”, el mismo que con sus atractivas palabras convence a Adán y Eva a desobedecer a Dios para comer del fruto del único árbol del huerto que no debían tocar. Pero también le deja claro que sus palabras reflejan el pensamiento humano.

Ahora, ¿cuáles son los pensamientos de Dios? ¿cómo piensa?

El lugar más acertado para acercarnos a los pensamientos de Dios es la Biblia.

El profeta Isaías (55:6-11) se refiere a Dios como “Yahveh, el compasivo,… nuestro Dios, generoso en perdón”, cuyos pensamientos y proyectos nos son los nuestros. Isaías dice que “cuanto se elevan los cielos sobre la tierra, del mismo modo se elevan mis proyectos sobre los vuestros y mis pensamientos sobre los vuestros. Del mismo modo que descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá de vacío, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y produzca pan para comer; así será la palabra de mi boca: no tornará a mí de vacío, pues realizará lo que me he propuesto y será eficaz en lo que le mande.”

Dios busca elevarnos por encima de nosotros mismos, presentándonos proyectos que son buenos para nosotros y también para quienes nos rodean. Dios piensa como lograr que realmente seamos su reflejo, su imagen aquí en la tierra.

Los Salmos también son un buen lugar para descubrir qué es lo que Dios piensa. Quiero compartir algunos versículos del Salmo 103 (3-14):

„Él, que todas tus culpas perdona,

que cura todas tus dolencias,

rescata tu vida de la fosa,

te corona de amor y de ternura,

satura de bienes tu existencia,

y tu juventud se renueva como la del águila.

Yahveh, realiza obras de justicia,

y otorga el derecho al oprimido…

 

Yahveh es clemente y compasivo,

lento a la cólera y lleno de amor;

no se querella eternamente

ni para siempre guarda su rencor;

no nos trata según nuestros yerros,

ni nos paga según nuestras culpas…

 

Como un padre se encariña con sus hijos,

así de tierno es Yahveh con sus adeptos;

que él conoce de qué estamos hechos,

sabe bien que sólo somos polvo.”

Cuando Jesús define a Dios como Amor, de alguna manera esa palabra resume el pensamiento de Dios, o lo que piensa, pero este Salmo enumera diferentes cuestiones que son fundamentales para nosotros en nuestra relación con Dios: busca reconciliarse con nosotros, nos saca de los pozos en los que caemos en la vida, nos levanta, nos renueva y nos eleva por encima de nosotros mismos. Dios “…sabe bien que sólo somos polvo”, conoce nuestras limitaciones, nos acepta y nos ama como somos, como un papá, una mamá ama a sus hijos. Dios se enoja, pero no por mucho tiempo. Para quienes tenemos hij@s es más fácil acercarnos a esos pensamientos de Dios, porque ell@s logran que nuestros pensamientos se eleven sobre nosotros mismos de manera tal que no logremos concebir el que nuestros hij@s estén fuera de nuestros proyectos y planes.

Luego de rechazar a Pedro por su actitud, y hay que decir que no busca disimular su enojo, Jesús habla a sus discípulos y a la gente que estaba con ellos acerca de qué es lo que pretende: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame».

¿A qué se refiere Jesús cuando habla de la cruz?

Para quienes lo escuchaban la cruz era el castigo propio del imperio Romano, era una escena de la vida cotidiana, un instrumento de castigo y ejecución, un símbolo de humillación.

Si bien los fenicios y cartagineses practicaban la crucifixión, fueron los romanos quienes la aplicaron ampliamente. Sólo los esclavos, los provincianos y los tipos más bajos de criminales eran crucificados, si bien también hubo ciudadanos romanos que fueron condenados a la cruz, pero fueron casos excepcionales. Parte del castigo era el azote con el flagelo (un látigo hecho de tiras de cuero) y cargar el patíbulo (o viga de la cruz) hasta el lugar de la crucifixión. Una vez en el lugar, se desnudaba totalmente al reo, se lo clavaba en el madero y se lo colgaba. En el trayecto hacia el lugar de crucifixión, un heraldo iba adelante con el título o acusación por la cual fue condenado a una muerte tan cruel y deshonrosa.

No se escatimaba en causar dolor y vergüenza a la persona que era crucificada. ¿quién querría correr semejante suerte? ¿qué invitación estaba haciendo Jesús?

Para quienes lo escuchaban seguramente habrán sido palabras muy difíciles de digerir, palabras que ciertamente provocaban espanto antes que atracción.

Y las que siguen, diciendo: “Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.

Jesús les invita a una muerte dolorosa y vergonzosa como lo era la cruz, y les dice “quien se avergüence de mí será avergonzado cuando venga en la gloria”. Sólo comprendiendo este contexto es posible ver la magnitud de las palabras de Jesús: “niéguese a sí mismo”. Jesús invita a no pensar más en la opinión de la gente y la condena social en pos de seguirlo a él, de tomar esa cruz.

Para nosotros, ya desde la resurrección, o, de alguna manera: el final de la película, aunque ciertamente éste no es el final, sino el inicio, el seguimiento tomando la cruz, no tiene la carga de ese tiempo. Ya ni nos imaginamos el espanto que provocaron las palabras de Jesús a quienes lo escuchaban.

Pero sí tiene mucho sentido el negarnos a nosotros mismos, dejar nuestro egocentrismo de lado, dejar de ser nosotros el centro de nuestras vidas para seguir el ejemplo de Jesús, caminar sobre sus pasos.

Sus preguntas: “¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” nos lleva a pensar en algunos textos de la literatura clásica, como lo es “El Fausto”, una persona que pacta con el diablo para conseguir lo que quiere. De hecho, hay miles de historias con ese tema. De alguna manera, hasta incluso fuera del ámbito cristiano hay todo un relato con respecto a la persona que “vende su alma a cambio de poder, fama y dinero”.

Pero volviendo a la pregunta inicial ¿qué piensa Dios? o ¿cómo piensa Dios? ¿qué tiene que ver el seguimiento con esto de “tener los mismos pensamientos de Dios?

Tomar nuestra cruz y seguir a Jesús es buscar elevarnos por encima de nosotros mismos, no dejándonos llevar por el entorno, dejar nuestra comodidad de lado y buscar el bien común, por encima de nuestros propios intereses. Tomar nuestra cruz y seguir a Jesús es, cada día, ser más imagen y semejanza de Dios, buscar ésa nuestra esencia, aquella del inicio, antes de la desobediencia humana. Tomar nuestra cruz y seguir a Jesús es estar convencidos de que ésa es la forma de vivir que queremos, que buscamos y que tenemos la certeza de que es el único proyecto que puede hacer el giro en el mundo que Dios, hace ya tantos años, está esperando que hagamos. Amén.

Querido Jesús, tú te animaste al dolor y la vergüenza de la cruz, te humillaste para luego ser enaltecido por Dios, permite que también nosotros nos animemos a ese maravilloso, pero tan difícil al mismo tiempo, proyecto de Dios de elevarnos encima de nuestra humanidad y de vivir una vida para los demás. Sabemos que sólo ahí la vida es plena y feliz, que lo que experimentamos en esa forma de vivir es mucho más gratificante que cualquier otro logro que podamos tener en la vida. Te lo pedimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Estela Andersen

Pastora de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata

al servicio de la Congregación Evangélica Alemana General Alvear – Distrito Entre Ríos – Argentina

mail: dannevirke63@gmail.com

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