¿Estamos preparados …

Home / Bibel / Neues Testament / 02) Markus / Mark / ¿Estamos preparados …
¿Estamos preparados …

¿Estamos preparados para recibir a Jesús? | Marcos 13, 24-37 | Lector Leonardo Calderon Rodriguez del Valle |

En el inicio del tiempo de adviento, una duda aparece ¿estamos preparados para recibir a Jesús? |

Nuestra historia como humanidad y los relatos bíblicos, nos indican que no y que tal vez nunca estemos preparados. El Nuevo Testamento nos muestra como en medio del pueblo de Israel, a quienes llegó en un primer momento la promesa del Emanuel, no hubo ninguna espera atenta. Tanto fue así que solo José, Maria y algunos pocos personajes más, esperaron por el nacimiento del Mesías.  Entre estos que esperaban, había también quien quiso acabar con la esperanza. Herodes se da a la cacería del niño, con el fin de mantener su egoísta posición de poder, frente a un pueblo sometido.

¿Dónde estaba el resto del pueblo? ¿Por qué no recibieron todos al Salvador?  Tal vez podríamos decir, el pueblo no estaba listo para recibirlo e incluso afirmar que el mundo no estaba listo para Jesús.

Durante su tiempo en la tierra el Salvador vivió y trabajó intensamente en su ministerio, llevando el mensaje de reconciliación y paz para la humanidad. Aunque su mensaje llegó a muchos (los que recibieron y albergaron la esperanza en el corazón) quienes fueron renovados y trasformados por su evangelio.  Así también muchos otros no estuvieron listos para hacerlo, si no que por el contrario buscaron la forma de darle un fin, pues su mensaje acabaría una vez más con el poder que estos habían obtenido, desde la opresión por la ignorancia, sobre un pueblo que buscaba misericordia.

¿Dónde estaban los suyos? ¿Por qué no todos lo recibieron? Tal vez por que no todo el mundo estaba listo para recibir el mensaje de trasformación y libertad que Él nos trajo, una vez mas no estaban listos para recibir a Jesús.

El viento que cambia con toda la historia de la humanidad y que nos demuestra la autoridad de Cristo sobre toda circunstancia, es su resurrección. Anunciada incluso por el mismo a los suyos, pero el relato nos muestra una tumba con pocos personajes presentes. Esta vez, nadie lo esperaba, los presentes se encontrarían en ese lugar por diferentes motivos, pero no por causa de la espera.  Una vez más los hombres con poder egoísta, buscaron apagar la esperanza surgida desde el evento de la resurrección y de esta forma mantenerse en su posición de autoridad, sin importar la necesidad del pueblo de un mensaje salvífico.  Los discípulos fueron reconociendo a su Mesías días después de lo ocurrido, pero no estuvieron listos para recibir lo que esto significaba sino hasta tiempo después.

¿Alguna vez estaremos listo para recibirlo? ¿Por qué nos cuesta estarlo? Tal vez en algún momento de nuestra historia estaremos listos. Y este evangelio sea recibido por todos, tal vez la trasformación y libertad no estén tan lejanas.

A mas de 2020 años de su nacimiento (años más o años menos) y en la espera de Aquel que un día dejó su casa y espera que el portero atento le abra la puerta al llegar ¿podríamos decir que estamos listos para recibirlo? Esto tal vez sería muchos más sencillo si supiéramos el momento de su llegada, pero al parecer eso no es algo que nos corresponde saber y especular sobre esto es una labor sin sentido, ya que ni el Hijo, ni los ángeles lo saben sino solo el Padre. Así que, por el contrario, es en este tiempo de espera donde deberíamos prepáranos para estar listos y recibirlo.

A diferencia de nuestros antecesores, nosotros contamos con una gran ayuda.  Que nos es de ventaja frente a todo tiempo pasado. Esto es la revelación de Cristo, un evangelio completo, una escritura que nos muestra el camino y la presencia del espíritu santo en cada uno de nosotros. Esto debería marcar una diferencia considerable, en la respuesta a estas preguntas.

Pero esto nos lleva a una segunda pregunta, ¿Cómo nos preparamos y cuando estaremos listos? A esto Jesús nos responde “lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!”. Esto en contraposición al dormir, en tiempo de adviento estas palabras han de tener una mayor connotación para nuestras comunidades. Pues como iglesia o como cristianos individuales, muchas veces en este tiempo de paz y amor nos adormecemos, hasta el punto de quedar dormidos. Arrullados por la belleza de las fiestas y la alegría que esta nos trae.

Sin embargo, al igual que a los siervos de la casa a cada uno de nosotros se nos asignó una tarea. La cual no es una espera pasiva, sino que la tarea que Cristo nos encargó está relacionada a la continuación de su obra en este mundo, la extensión de su reino por medio del evangelio. Este evangelio con la capacidad de cambiar las realidades de crueldad e injusticia que el mundo actual se ve sometido a aceptar, un evangelio libertador de la opresión, la ignorancia y la violencia de nuestros días.

No debe sorprendernos, al igual que los diferentes momentos de la historia, existan personas o grupos que busquen mantener el poder que les proporciona conservar en la ignorancia y el sometimiento a sus causas egoísta, al prójimo. Que Cristo y su evangelio, sea lo que se opone en sus objetivos. Que busquen borrar la verdad que nos libera.

El quedarnos dormidos, puede significar mantener este mensaje escondido, oculto tras las puertas de nuestros hogares y templos. Que los poderes egoístas cobren fuerzas por la ausencia de nuestro actuar. Antes mas bien, somos llamados a estar atentos, a trabajar en la tarea que el Señor nos mandó, a velar para poder recibirlo cuando llegue.

Que este tiempo de adviento, sea una espera activa. Aguardando a Jesús y la promesa que nos trae.  Así nuestra respuesta podrá llegar a ser, esta vez estuvimos listos y lo recibimos. Amén.

Lector Leonardo Calderon Rodriguez del Valle

Nueva Toledo – Paraguay

leocpe@hotmail.com

de_DEDeutsch