5° domingo de Pascua

Home / Bibel / Neues Testament / 04) Johannes / John / 5° domingo de Pascua
5° domingo de Pascua

Sermón para 5° domingo de Pascua  (Cantate) | Texto: Juan 15, 1 – 8  (Lecc. Ecuménico, Ciclo “B”) |Federico H. Schäfer |

Estimadas hermanas, estimados hermanos:

Como ya lo expresamos  en oración hace unos momentos, nos hemos reunido en esta celebración para alegrarnos y para alabar y agradecer a Dios por lo que él ha hecho por nosotros a través de Jesucristo; por toda esa obra que es Jesucristo y que no terminamos de comprender, pero a través de la cual podemos ser libres de la esclavitud de nosotros mismos, libres para realizar obras concordantes con la voluntad de Dios, libres para corresponder y compartir el amor que él nos dedica con tanta abundancia. Pero libertad también implica responsabilidad. Queremos aprender cómo podemos ser reflejo del amor de Dios de manera honesta y responsable para alegría de Dios mismo y satisfacción nuestra.

En Jesús de Nazaret Dios se hizo hombre de carne y hueso, se acercó personalmente a nosotros para llamarnos a ser sus amigos, para invitarnos a que vivamos en comunión con él. En ese Jesús de Nazaret Dios mostró todo su amor para con los seres humanos y nos solicita que lo amemos a él. Cabe a nuestra responsabilidad adulta corresponder a ese afecto, a esa entrega, a esa inclinación y cariño que nos dedica.

Quiero ser sincero: Vivir siempre en amistad con Dios no es cosa fácil. Como seres humanos tendemos una y otra vez a apartarnos de Dios; la soberbia siempre de nuevo nos invade; el amor propio nos lleva a pensar que somos capaces de vivir sin Dios. Por ello tampoco podremos asegurar, que aunque tomemos una decisión favorable a Dios, esta será definitiva. Vendrán las dudas, los errores, volverán el olvido y la indiferencia. Esto es lamentable, pero es la realidad de nuestra condición humana. Por ello deberemos salir hoy del templo con la convicción de que es necesario confirmar la fe en Dios siempre de nuevo; que es nuestra responsabilidad analizar diariamente nuestra conciencia y verificar, si nos encontramos aún en buena relación con Dios, o si nos hemos apartado de él. El interés de Dios es de cualquier manera que permanezcamos continuamente en amistad con él. El reconocimiento de que nos hemos alejado de Dios y el reiterado volverse a Dios, es el sentido de toda religión. Religión viene de la palabra religar, que significa tanto como volver a unir, volver a juntar, volver a la comunión con Dios en nuestro caso.

El alejarse de Dios, pero continuo volverse a él es el movimiento que describe nuestra vida, si somos responsables frente a Dios. Este movimiento se asemeja al ciclo de crecimiento de una planta, que si bien pierde las hojas, cada año las reproduce con renovada fuerza, creciendo en grandeza y belleza, trayendo flores y frutos. De aquí es también que se hable de crecimiento en la fe. Y no es por casualidad que Jesús utilice para explicar cómo ha de ser la vida en amistad con Dios, el ejemplo de la planta de uvas y sus ramas. La vida verdadera, la vida llevada en responsabilidad frente al Creador, siempre trae frutos, frutos del amor que recibimos de Dios y extendemos a nuestros semejantes. Si no somos amigos de Dios, si no aceptamos el amor de Dios, no podremos amar a nuestros prójimos, no podremos desarrollar actitudes que nacen del amor, esto es no produciremos frutos. Una vida que no lleva fruto, es una vida sin sentido, una vida estéril, seca, que no vale nada.

Por supuesto que una rama que está desconectada del tronco no puede crecer ni producir fruto, porque no le llega la savia, el jugo que le trae las energías. Es obvio que una rama tal se secará, morirá, no servirá para nada, salvo quizás para hacer fuego. Sin la comunión con Dios, sin el flujo del amor, del espíritu  de Dios, no hay vida verdadera en los humanos. Y volviendo a la parábola de nuestro texto: los seres humanos somos las ramas y Dios en Jesucristo es el tronco de la parra.  Para poder vivir una vida que tenga valor y sentido, que lleve fruto, debemos estar injertados en Jesucristo, debemos hallarnos en firme contacto con Dios, aceptar su amistad, decidirnos continuamente por él. Cual savia recibiremos el amor de Dios, que hará posible a su vez que lo amemos a él, que amemos a nuestros prójimos, que produzcamos fruto.

Claro está que puede darse el caso de ramas que están injertadas en el tronco, pero no traen fruto. Estas ramas —decimos— se van en vicio; le quitan la savia a las demás ramas sin producir nada. Tales ramas no sirven para nada y por tanto el viñatero las corta y las tira. Dios como el viñatero con su viña, cuida celosamente de las personas. Los hombres y las mujeres a quienes Dios da su amor, pero no producen nada, los separa de su comunión. Este hecho debe ser una llamada de atención a nuestra responsabilidad. Como personas que queremos llevar una vida honesta y útil frente a Dios, produciremos frutos de amor y no nos iremos en vicio, o sea, no guardaremos mezquinamente el amor que recibimos para nosotros solos. El fruto que produzcamos tiene que ser útil a otros.

Dios cuida también de aquellas personas que dan buenos frutos. Tal como el jardinero limpia y poda las ramas que dan fruto para que produzcan más aún, Dios nos limpia con su palabra. Él nos guía para que sepamos dónde, cuándo y cómo debemos aplicar el amor, la amistad. Por su palabra nos anima cuando nos parezca que amar es en vano, que es como tirar energía por la borda.

Por el bautismo fuimos hechos miembros de la iglesia de Cristo, fuimos hecho parte de aquella comunidad que a través de Jesucristo viven en amistad con Dios. Volviendo a nuestro ejemplo: fuimos injertados como ramas en el tronco que da la savia de la vida verdadera. La comunidad de los creyentes, la iglesia de Cristo, toma forma concreta en esta congregación de ……………. Uds. forman parte activa de ella. Y en ella deberían encontrar el ambiente propicio para desarrollar y producir los frutos más inmediatos, como por ejemplo la cooperación voluntaria en el sostenimiento material de la misión de la congregación, la asistencia a los demás miembros en servicios diversos como la visita a enfermos y ancianos, colaborar en la escuela dominical, ayudar a los necesitados también fuera de la congregación. Pero el servicio de amor no es algo que se agrega a nuestra vida como una tarea más al lado de las demás obligaciones laborales, familiares, políticas, etc.; es nuestra vida misma que debe estar permeada por el amor en todo lo que emprendemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

La congregación —como organización jurídica— es también un medio para desarrollar y producir frutos de amor cooperativo entre muchos para con nuestros prójimos más lejanos, que se encuentran fuera de nuestra comunidad, ya sea que pertenezcan a otras agrupaciones cristianas o no sean cristianas. En este aspecto entra nuestro aporte para obras diaconales, ayudas a otras congregaciones, ayudas para aliviar catástrofes, la evangelización, ayudas a la comunidad civil y nuestra responsabilidad política. Como ramas injertadas en Jesucristo, como miembros de su cuerpo no podemos permanecer indiferentes a la situación por la que atraviesa    toda la comunidad de nuestra nación. También allí haremos nuestro aporte de amor y servicio.

Como personas que vivimos en amistad con Dios y recibimos de su amor y cuidado, debemos el amor a todos los hombres y mujeres del mundo sin discriminación alguna. Todos los seres humanos son criaturas divinas y por lo tanto nuestros hermanos, aun cuando no sean amigos de Dios, tengan otro color o profesen otra religión. El amor entre hermanos, el amor del uno para con el otro, es para alegría y satisfacción de Dios y para alegría y satisfacción nuestra. Sabemos ahora, como personas responsables frente a nuestro Señor, cuál es el sentido de nuestra vida y el porqué de nuestra existencia y también el sentido y el porqué de la existencia de nuestra congregación. Nuestra misión es mostrar al mundo que somos amigos de Dios, que somos seguidores de Jesucristo y esto lo realizamos amando a nuestros semejantes como Dios nos ha amado y nos ama a nosotros. Amén.

de_DEDeutsch