Domingo de Pentecostés

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Domingo de Pentecostés

Envíanos, Señor, tu Espíritu Creador | Juan 15:26-27.16:4b-15 | Estela Andersen |

Reciban ustedes bendiciones y paz de parte de Dios, El que era, es y ha de venir. Amén.

El texto de hoy, Domingo de Pentecostés se encuentra en el evangelio de Juan 15:26-27.16:4b-15:

“Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio…

… «No os dije esto desde el principio porque estaba yo con vosotros. Pero ahora me voy donde Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: „¿Dónde vas?“ Es que, por haberos dicho esto, vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio. En lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo ya está juzgado.

Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.” Amén.

En los tiempos que era pastora en la Congregación de Lucas González, Entre Ríos, habíamos comenzado con un espacio bastante particular. En principio eran noches de canto, en donde practicábamos las canciones que cantaríamos en el culto, pero también leíamos las letras de las canciones del Culto Cristiano y las analizábamos, para comprender su contenido. Me gustaba elegir aquellas canciones que les gustaba especialmente. Recuerdo que una vez elegí “Haz lo que quieras”. La gente estaba feliz, porque es una de las “populares”. Íbamos viendo cada estrofa y disfrutando de su profundo contenido, hasta que llegamos a la última que dice: “del Paracleto dame la unción”. Entonces pregunté si sabían qué era “paracleto” y qué era “unción”. Pero, ¡nadie sabía el significado de esas palabras!, y asumieron que nunca lo habían pensado, así como muchas veces cantaban canciones, que hasta las conocían de memoria, sin saber en realidad lo que estaban cantando. Creo que hasta el día de hoy no se olvidan de esa noche. Entonces vimos finalmente su significado, por qué el Espíritu Santo es nuestro “paracleto”, que cuando nos unge, nos reviste, podemos atravesar cualquier situación. Este concepto que tanto tiene que ver con la fecha que hoy celebramos.

¿Y qué es el Paracleto?

Paracleto es el sustantivo del verbo griego kalew que significa: pedir, consolar, interceder, defender; mientras que Paraklηtoς es el abogado defensor que intercede por el acusado y organiza su defensa. En conclusión, si observamos el texto bíblico, Jesús les dice a sus discípulos que les enviará un abogado defensor que los defenderá… ¿de qué? ¿por qué? ¿qué situación están viviendo en ese momento?

Con la muerte de Jesús, los discípulos se llenaron de miedo, y con razón. Su maestro había sido colgado y muerto en una cruz, y por eso permanecían encerrados y muy cuidadosos de quienes se les acercaban, por temor a correr el mismo destino que Jesús. Aún después de la resurrección, en donde Jesús se presentó una y otra vez para que vieran que había cumplido su promesa, seguían encerrados y con miedo. Fue recién, en Pentecostés, con la llegada del Espíritu Santo, que la situación cambia.

Con respecto a la comunidad joánica específicamente, esto es, de donde surge el evangelio de Juan y el texto que estamos compartiendo ahora, estaba formada por personas judías seguidoras de Jesús. Este grupo de personas eran discriminadas por los miembros de la comunidad a la que pertenecían, y por los judíos en general, pero también eran perseguidas por las autoridades judías. Normalmente los judíos que adherían a Jesús eran expulsados de sus comunidades. Si bien eran una minoría dentro de una sociedad mayormente judía, el movimiento era muy entusiasta, por ello se los veía como una amenaza.

En definitiva, los cristianos/as de donde surge el evangelio de hoy, eran perseguidos y llevados a la justicia, en caso que consideraban necesario, y ahí encontramos el sentido de buscar un abogado, un paracleto que los defienda, que, como dice el texto, “Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa”. El Espíritu Santo les dará palabras para poder defenderse en los tribunales y “convencer al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio”.

Ahora ¿para qué necesitamos hoy un Defensor, un Abogado, un Paracleto? ¿qué significa para nosotros/as?

Obviamente nuestro contexto, y sobre todo en este lugar del mundo, es totalmente diferente, pero a la vez, vivimos en un tiempo de mucha convulsión. Las religiones tradicionales son consideradas obsoletas por una parte de la sociedad. Como cristianos somos consideradas personas hipócritas, aferradas a los dogmas, que vivimos atrapadas a casi una mentira, pero también somos unos tontos que creemos que el amor puede transformar algo. Al vivir con esperanza, buscando hacer algo por el otro, muchas veces abusan de nosotros, pero nos exigen también, a la vez que nos maltratan por considerar que no logramos comprender la realidad de muchas personas que viven como pueden, y no como quisieran. Somos considerados alienados por algunos sectores y oportunistas por el otro. Si bien es verdad que las Iglesias, como instituciones, muchas veces se han mantenido en silencio ante los abusos, y han sacado tajada ni bien han podido. No todos los cristianos/as apoyamos esa forma de proceder. ¿Cómo mostrar que somos distintos? ¿Cómo visibilizar nuestra forma de vivir la fe, una fe que libera, que ama y que está con quien sufre?

Hay una canción que dice:

“Para luchar por el bien y la justicia;

para encontrar los caminos de la paz.

Envíanos, Señor, tu Espíritu Creador

que renueve la faz de la tierra.”

Necesitamos del Paracleto, del Espíritu Santo para que podamos despojarnos de los pesados ropajes que nos hemos puesto en estos casi 2000 años de existencia, y sólo nuestro Defensor, nuestro Abogado, nos ayudará a encontrar esos caminos de la paz que tanto ansiamos y necesitamos. Que como cristianos/as demos el testimonio de Cristo tal como nos lo ha encomendado, y de esa manera transformar nuestro mundo, que las personas vuelvan a vivir con esperanza, que se animen a soñar que las cosas pueden ser diferentes, aún en los tiempos que vivimos, afectados por una pandemia que nos llena de temor y desconfianza, de la amenaza constante de guerras, que sólo benefician a los poderosos, mientras que cada día se suman víctimas.

Necesitamos del Paracleto, del Espíritu Santo:

“Para esperar, sin descanso tu venida

mientras hacemos una tierra mejor.”*

Amen.

Espíritu Santo, Defensor nuestro, ilumínanos en este tiempo de oscuridad, permite llevemos esperanza y paz a tantas personas que viven en el sinsentido de un mundo violento y desigual. En este Pentecostés, “Señor, envíanos tu Espíritu Creador que renueve la faz de la tierra, para llevar tu mensaje por el mundo y ser testigos de tu resurrección”. Te lo pedimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Estela Andersen

Pastora de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata

al servicio de la Congregación Evangélica Alemana General Alvear – Distrito Entre Ríos – Argentina

mail: dannevirke63@gmail.com

*”Envíanos, Señor, tu Espíritu Creador”, autor anónimo

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